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Esto genera enfrentamientos, tensiones y conflictos sociales. Un ejemplo de la doctrina del patriotismo soberanista es la conducta maltratadora y el lenguaje despreciativo que Donald Trump emplea para referirse a nuestras naciones de América del Sur.
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Trump intenta humillarnos deportando a inmigrantes hispanoamericanos indocumentados, atados de pies y manos como si fueran escorias, sin el menor respeto a la dignidad humana.
El patriotismo de Trump no defiende intereses de la gente vulnerable ni de la mayoría ciudadana de los Estados Unidos.
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El hombre naranja defiende el estatus quo, que permite la acumulación de privilegios, la fortuna y los intereses de multimillonarios como Elon Musk, a quien nombró su colaborador; una especie de interventor plenipotenciario para hacer y deshacer agencias federales, desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental.
EM puede saber mucho de negocios, aunque ya arruinó Twitter que, aunque se llame equis o como sea, ya no es la misma exitosa y concurrida red social que él compró en octubre de 2022.
Desde entonces EM despidió a trabajadores, cambió su marca y tuvo pérdidas. Pagó 44 millones de dólares por Twitter, el triple de lo que hoy vale la plataforma X.
Fidelity y varios otros analistas informan que la disminución en ingresos publicitarios y valoración de la plataforma mermó por los contenidos extremistas.
En el descrédito de X también tuvo que ver la figura negativa de EM, lo que motivó que muchos usuarios rechazaran su protagonismo en el interior de la compañía y abandonaran la plataforma.
Entre ellos, gente interesante y con millones de seguidores como Stephen King, Shonda Rimes, Whoopi Goldberg, Elton John y Gigi Hadid, entre muchos otros.
En nuestro país somos testigos de que el nacionalismo patriota es el buque insignia para defender la corrupción y la impunidad. A diario nos enteramos de los buenos réditos que obtienen patriotas delincuentes de la narcopolítica que están cada vez mejor.
Saben que apelar al fervor patrio es una táctica eficaz e indispensable en las estrategias de control social. Por eso seguirán recurriendo a la criminalización, a la amenaza y a la exacerbación del miedo para seguir manteniendo la corrupción, la impunidad y el control de los tres poderes del Estado.
En ese absurdo en el que se ha convertido la política nacional e internacional, algún tilingo que se cree iluminado del periodismo, grita por ahí desaforadamente en defensa de la patria y su soberanía cuando se trata de ofender a la Unión Europea.
No pasa lo mismo cuando se trata de arrodillarse ante Donald Trump y su imposición de aranceles, sus vejámenes y sus deportaciones inhumanas.
El malandrín solo grita soberanía y patria cuando se trata de castigar a las organizaciones no gubernamentales y las defensas woke de los derechos humanos, mi estimado, mi estimada.
carlafabri@abc.com.py