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María Eugenia Ruiz fue quien se encargó de la muestra Arbore Vitae, con un libreto a través del cual “necesitaba manifestar lo que perderíamos”. Comenta que trató de buscar 50 artistas que hayan trabajado en torno al tema del árbol. “53 artistas en realidad, porque están también Carlos Colombino, Edith Jiménez y Olga Blinder, que ya nos dejaron, pero también tenían esa preocupación”.
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En la muestra destacaron obras en distintas técnicas y formatos, pasando por la pintura, el grabado, el arte textil a través de tapices bordados, dibujos, etc. Todo lo que sea grabado viene de los árboles, comenta y añade sobre las xilopinturas, que contó con obras de Colombino para la exposición; una de ellas data de 1965 y con ella abrió el guion curatorial.
Varios son los árboles nativos representados en el conjunto de obras, un camino a través del cual fue desglosando los diferentes tesoros de la flora local. “Es una metáfora, una representación de la naturaleza; a través de un itinerario visual uno puede contemplar y reforzar lo que los árboles nos están dando, tanto sea en pinturas, grabados, dibujos”.
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También permanecieron en exhibición algunas piezas del Museo del Barro, como un fragmento jesuítico del siglo XVIII, cuando ya trabajaban sobre nuestra fauna y flora, desde lo que iban viendo los indígenas que estaban dentro de las misiones, comenta.
Un rincón naif brilló por su colorido. En él se vieron representadas tradiciones y costumbres con relación al árbol, escenas románticas, etcétera. La muestra también reunió naturalezas muertas con selectores de frutas de árboles como nísperos, la guayaba y el mango. En otras obras, la propia madera fue el soporte.
Samu’û y guapo’y; chivatos y naranjitos, lapachos rosados y amarillos, todos tuvieron su lugar en Arbore Vitae. La colectiva también exhibió esculturas, instalaciones y objetos. Ramas, flores, espinas y semillas se configuraron también mediante acuarelas, fotografías y papeles, así como en azulejos y cerámica.
“Este es un bosque hecho objetual, un objeto, es un bosque en un cartón”, dice de una de las obras y explica que el mensaje que tiene este guion es sencillo: primero nos empapamos de todo lo que producen los árboles para poder hacer la reflexión de lo que vamos a perder si no los cuidamos. Comenta que ya trabajó antes con temas ambientales; antes de la pandemia en Belo Horizonte, Brasil, en un espacio temporal del Museo de Pampulha, con una compañera suya, ya que vivió en São Paulo por diez años. Confiesa que se sintió un poco culpable por no hacerlo con árboles nuestros. “Como yo soy paraguaya y fanática, y tenemos la mejor vegetación, tenía que hacerlo”.
Artistas consolidados y emergentes
Los artistas que formaron parte de la muestra son Claudia Casarino, Osvaldo Salerno, Félix Toranzos, Roberto Noguer, Juan Pablo Pistilli, Gustavo Benítez, Dante Manfredi, Nery Iriberri, Mabel Ávila, María Gloria y María Victoria Echauri, Ana Carina Aranda, Mirian Chamorro, Adelaida Colmán, Renata Ávila, Marcos Benítez, Claudia Boettner, Martha Benítez Florentín, Mónica González y María Pía de Marco.
También expusieron Ida de los Ríos, Gaby Díaz de Espada, María Eugenia Yegros, Verónica Viedma, María Ángela Lange, María Teresa López Moreira, Gilda Martínez, Natalia Moreno Kanata, William Paats, Cristina Paoli, Jorge Ocampos, Gladys Maas, Luis Ocampos, Carlo Spatuzza, Naninna Gallupi, Martha García Linares, Alba Acosta, Teresita González, María del Carmen Haittier, Beatriz Velázquez, Alicia Vega, Graciela Mayor, Graciela Nery Huerta y Lendy Peña. Completan la muestra los artistas Marthú Rodríguez Alcalá, Liliana Segovia, Patricia Silva, Martín Spinzi y Martha Uhl.
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