La historia del pesebre hidráulico o pesebre gigante móvil auriazul comenzó en 1953 con don Esteban Sabaté (+) y su esposa Hermelinda Insfrán (+). Ambos instalaron a la Sagrada Familia sobre una mesita bajo la parralera de su hogar y como obsequio para “el Niño Dios” armaron un sencillo sistema hidráulico que hacía que una pelotita levitara con la fuerza del agua. Esta pieza sigue hasta ahora en el enorme pesebre cuya dimensión es de 8x7 metros y ocupa un lugar principal después de María, José y el Niño Jesús.

La pareja amplió el pesebre con el correr del tiempo para cumplir con una promesa y así, desde el año 1953, la familia Sabaté arma cuidadosamente su pesebre hidráulico en el barrio Bella Vista. Ahora tiene más de 200 piezas y varias de ellas adquieren movilidad ayudadas por la fuerza del agua bajo esa misma parralera, que la familia cuida afanosamente. La nueva integrante de la representación de la Navidad 2023 es la “orfebre o filigranera luqueña”.

El encargado de mantener viva la tradición es Esteban Sabaté (h), quien en 2015 tomó la posta tras el fallecimiento de su madre. Esteban junto con sus cuatro hijos (Marlene Beatriz, Viviana Otilia, Esteban Damián y Arturo) cada año arman el pesebre navideño combinando piezas de yeso, madera, plástico y cerámica. También ayudan los nietos; Matías, Vania y Glenda con el objetivo de que esta tradición siga con el correr del tiempo y sobre todo honrar la memoria de sus bisabuelos Esteban y Hermelinda.

“Esta es una tradición que nos une como familia, es una forma de recordar a mis padres, esa primera promesa que hicieron como pareja, y también las promesas que hace cada uno de mis hijos por las bendiciones que recibimos del Niño Jesús”, afirma Esteban.

Empoderar a las mujeres

La nueva integrante del pesebre hidráulico es una mujer, la orfebre o filigranera, uno de los oficios que tradicionalmente estaba en manos de los hombres. De un tiempo a esta parte, muchas mujeres se dedican a la labor en Luque y van ganando protagonismo al transmitir la delicada técnica a sus hijos.

“Este año nos inspiramos en las mujeres que incursionan en la orfebrería. En esas guapas mujeres luqueñas que tomaron la posta para que la técnica de la filigrana no muera y nos siga representando como artesanía insignia”, asegura don Esteban Sabaté, mientras coloca con dedicación una de las piezas del enorme pesebre.

Arturo, quien con sus habilidosas manos se encarga de colocar los alambres, hilos y cables e instalar con el sistema hidráulico cada parte de los muñecos para que cobren vida y tengan movimiento, dice que la orfebre luqueña tiene una pinza en una mano que se mueve y en la otra el hilo de plata como emulando la técnica filigranera.

Un mes de arduo trabajo

Esteban explica que todo el proceso de instalación les lleva un mes de arduo trabajo, pues se debe colocar cada pieza de manera cuidadosa para que el complejo sistema hidráulico funcione de manera sincronizada. Cada uno en la familia tiene su trabajo bien definido; él y su hijo Arturo se encargan de todo el armado e instalación de la parte eléctrica y la parte hidráulica; su hijo Esteban Damián, quien es ingeniero agrónomo, es el encargado de cuidar la antigua parralera durante todo el año y luego seleccionar las plantas que ornamentan cada espacio del pesebre.

Marlene Beatriz y Viviana Otilia se dedican al mantenimiento de las vestimentas de cada muñeco, de hacer los remiendos si hacen falta y hasta de crear nuevos trajes.

Más de 200 artículos

A setenta años de su inicio, el pesebre Sabaté cuenta con unas dimensiones de 8 metros de ancho y 7 metros de largo, 50 piezas móviles y más de 150 estáticas que parecen tener vida propia. No solo hay movimiento, sino que el sonido del repique de las campanas y la trompeta del ángel anuncian el nacimiento de Jesús.

Aparte de las figuras típicas del pesebre, están el pescador, el arpista, el guitarrero, el carpintero, el agricultor, las artesanas de karanda’y, ñandutí y de cerámica, la chiperita y la jinetera (amazona). Durante el 2020, año de pandemia, tomó protagonismo el “personal sanitario”, que junto con su traje impecablemente blanco y su tapabocas ocupó un importante sitial.

Todos los años el protagonista también es el Indio José, quien esculpe la imagen de la Virgen de los Milagros de Caacupé para regalar al Niño Jesús.

Además se puede apreciar el carrusel, el campesino, el chipero y otros llamativos personajes de la cultura paraguaya. También marca presencia un niño con los Santos Cosme y Damián, patrones de los médicos y cirujanos, a quienes doña Hermelinda Insfrán encomendaba a sus hijos como muestra de su devoción.

Cómo llegar

La quinta Sabaté está como “Pesebre gigante móvil” en el sistema GPS. La ubicación está en las calles Yrendagué y Benigno González del barrio Bella Vista, distante a 1 kilómetro del santuario Nuestra Señora del Rosario, camino a la ciudad de Limpio.

La atractiva y novedosa representación del Nacimiento de Jesús estará abierta al público hasta el 30 de diciembre, de 18:00 a 23:00. Mañana, día de la Navidad, el pesebre abrirá desde el mediodía. El ingreso es completamente gratuito.