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La curadora de la exposición explica que el término feral tiene varias acepciones: por un lado, se utiliza para nombrar aquello cruel y sangriento; sin embargo, también se utiliza para denominar aquellos animales que, habiendo sido domesticados, vuelven a comportarse salvajemente y abandonan el ámbito del corral o lo doméstico para ser libres.
Marcos Benítez reinterpreta la relación entre el ganado vacuno y la fauna nativa, lo doméstico y lo salvaje. “Muchas de sus obras replican las manchas del jaguarete, trabajadas a fuego sobre lienzo, similar a las marcas de propiedad de las vacas de una estancia”, comenta Lía Colombino.
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“Todas las obras tienen como un diálogo que se une a través del tema del territorio, que es el Chaco y su biodiversidad, tanto lo botánico, como la fauna y la flora, y en este caso me centré en la figura del jaguarete, porque es una figura muy simbólica”, relata el artista. Agrega que este animal tiene mucha carga simbólica en las comunidades indígenas; hay toda una cultura en torno al jaguarete.
El artista habla de un territorio también cultural, que tiene que ver no solo con el jaguarete, sino que toma como un ejemplo al karaguata, del que se extraen las fibras para hacer los bolsos y otros elementos de estas comunidades. Por un lado, la sequía y, por otro, la pérdida de territorio hacen que ya no se acceda a él. “Todo lo que sea la ganadería, la deforestación desaforada, todo esto implica e incide en estas culturas, y también en el medioambiente, el cambio climático que estamos teniendo ahora, los grandes incendios, todo eso tiene que ver con esta muestra también”.
Las manchas del jaguarete
El artista toma una mancha del jaguarete y la amplía a lo máximo que cabe en un metro por un metro. Explica que cada mancha del jaguarete es única, como nuestras huellas digitales. Sirven para camuflarse; es una protección y aparte un rasgo identitario, de belleza impresionante.
En la muestra se observan también intervenciones en fotografías antiguas, impresiones reales de karaguata con pigmentos naturales, tierras; archivos botánicos impresos sobre tela, y un video.
Impresiona una huella sobre cuero de vaca. “Yo, generalmente, no trabajo con cueros animales, pero particularmente esa contraposición, esa tensión que hay entre el cuero de vaca con el tatuaje, básicamente, de las huellas del jaguarete, me dije, quiero hacer esto. Entonces, empecé a investigar sobre el cuero, sobre el cuero grabado; conseguí la piel, saqué el calco, volví a transferir y volví a quemar. Esa idea de quemar como son quemadas las vacas, por eso se llama Feral la muestra, porque tiene que ver un poco con eso visceral, con esa cosa fuerte, siniestra, terrible, que es toda esta realidad”.
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El artista intenta ver la belleza, en cierta manera: “A pesar de ser una realidad muy tremenda y feroz, también hay poética, también hay cultura, también hay otras cosas, no todo es blanco y negro; hay grises, hay cruces, por eso quise trabajar el tema”. No solo se trata de preservar el medio ambiente, sino también las personas, las comunidades están ahí, dice.
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Sargento Martínez 271 e/Telmo Aquino y Abente Haedo