“That’s me!”, “¡Paraguay soy yo!”

Siguiendo su pasión por la danza, Rania Rihanna Espínola Rivas (15) se animó a viajar a EE.UU. donde participó de un curso-campamento en Interlochen Centre for the Arts (ICA) en EE. UU., siendo la primera compatriota que llevó la bandera paraguaya a ese lugar.

Rania Espínola
Rania Espínola, bailarina paraguaya que llevó nuestra bandera por primera vez a Interlochen Center for the Arts (ICA) EE. UU.

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Rania Espínola es todavía una adolescente, pero ya sueña en grande. Tiene total apoyo de sus padres para hacer su camino, aunque se declara muy familiera. Su vida va de su casa al colegio (un colegio americano, en Luque) y a la danza. Estudia desde los 4 años en la academia de Macarena Vinader Espacio Artístico, “aparte de mis clases de danza, entreno con un coach”. Se describe amable, alegre, siempre con una sonrisa y buena energía, “soy muy sensible, pero con carácter”, dice

Danza Interlochen
Rania pudo experimentar clases diferentes, nuevas metodologías. Tuvo clases de ballet y contemporáneo.

Interlochen, el desafío, la experiencia

Rania accedió a este viaje de arte gracias a una cliente de su padre, la sra. Rosana Caballero Burnett, quien vive en EE.UU., “no la conocía hasta hace 6 meses, hoy la quiero con toda mi alma y corazón (la llamo tía), ella fue la que conversó con mi papá sobre la posibilidad de realizar la experiencia. Resulta que su hija también está en el tema del arte y le contaba que en Interlochen no veía ninguna bandera paraguaya” Charla mediante, surgió la idea del viaje.

“Mi tía Rosana vio en mí una buena representante para Paraguay en Interlochen y habló con mi papá. Ella me ayudó con los contactos y los requisitos, y me guió en todo allá. Mandé un video y me aceptaron con una gran cantidad de beca cubierta. Estuve 1 mes y 10 días exactamente.

Según nos cuenta nuestra entrevistada, Interlochen Center for the Arts, abarca seis áreas programáticas distintas, cada una fundada para impulsar la educación y el compromiso artísticos. “Yo estuve en Interlochen Arts Camp (una especie de internado) y luego hay Interlochen Arts Academy, Interlochen Online, Interlochen Public Radio, Interlochen Presents e Interlochen College of Creative Arts”

Danza Interlochen
Interlochen es una invitación a diferentes culturas unidas por el arte.

-¿Cómo es un día en ese internado?

El curso fue excelente, fue una de las mejores experiencias de mi vida. Cada día teníamos que levantarnos a las 6:40 AM y para las 6:45 teníamos que estar afuera en una cancha para escuchar las noticias y actividades del día; nos íbamos así en pijama como estábamos.

Volvíamos a la cabaña a las 6:55 hs. y nos preparábamos para la clase y después hacer nuestros deberes, sea barrer, sacar la basura, limpiar el lavamanos o ducha, todo antes de las 8:00 hs. Después recién te entregaban tu celular, que quedaba retenido durante la noche. Cada semana nos tocaba una nueva tarea, éramos 16 chicas en una cabina. Si hiciste mal tus tareas en la cabina a la mañana, tenías que volver a hacerlas a la noche al volver.

Rania Espínola Interlochen
Con un grupo de compañeros en uno de los ajetreados días, viviendo una experiencia inolvidable de baile y relaciones sociales.

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-Estudio y tareas personales, una combinación de responsabilidades

Mis clases de danza empezaban a las 9:00 AM pero yo a las 8:30 ya estaba ahí preparadísima para la clase. Teníamos primero ballet y luego contemporáneo hasta las 11:45 hs.; de ahí, íbamos a comer y seguidito, a las 13 hs. ya empezábamos otra clase de ballet, Les Preludes (era un ensayo para la obra final que hacen todos los años con la misma música y todos vestidos de blanco, gente bailando por todos lados, en el techo o abajo), finalizábamos el día con repertorio.

Al terminar la clase, nos dábamos una ducha en el estudio de danza (ahí había agua caliente) y luego a la fila para cenar a las 17hs. En total eran 7 horas de clase todos los días menos los domingos y lunes que teníamos libre.

-¿Qué hacías en tu tiempo libre?

Podías juntarte con tus amigos para ir a la librería ¡era enorme!, podías también entrar al lago, previa prueba de natación, o se podía jugar a Gaga Ball, que es muy popular aquí, se juega entre varios jugadores con una pelota y dentro de un octágono. A las 21:30 hs. tocaban una trompeta para irte a tu cabina ya, las luces se apagaban a las 22.00 o 22:30 hs.

-Te integraste rápido, te ayudó tu nivel de inglés

Sí, no tuve problemas con el inglés (aunque sí tuve que aprender cómo se expresaban ellos para entender). Me recibieron súper bien, todos eran muy amigables y amables, si un día no fue como querías, te apoyaban y siempre estaban para darte ánimo.

-¿Que te costó emocionalmente durante tu estadía?

Lo que más me costó fue controlar mis nervios o un pequeño miedo que tenía internamente. Estaba en un lugar donde era la primera paraguaya con artistas y gente muy talentosa. Nunca hice algo como eso, ni a pijamadas con mis primas me suelo ir, y de repente, casi un mes y medio en otro país. Extrañaba a mi mamá y mi papá. Pero con los días ese miedo fue desapareciendo completamente.

Me fascinó el lugar y la gente que estaba ahí, sin darme cuenta se me pasaba el día en actividades interesantes, miraba el celular y veía 6 llamadas perdidas de mi mamá, porque me olvidaba de responderle, es que ¡yo estaba viviendo un sueño!

Rania Espínola Interlochen
"Les Preludes era un ensayo para la obra final que hacen todos los años con la misma música y todos vestidos de blanco, gente bailando por todos lados" (Rania)

-¿Cómo tomaste el regreso?

Para serte sincera regresé un poco triste por dejar todo lo asombroso que viví allá. De repente pensás que una vida así podría ser tu día a día. De haber empezado con ciertos miedos, cambió mucho mi manera de pensar, me ayudó a crecer no solo artística sino personalmente.

Aprendí que siempre puedo dar más, que debo confiar más en mí misma. Y que no todo tiene que ser difícil o incómodo. Volví muy entusiasmada y más crítica; no voy a opinar sobre la danza porque todavía no soy una bailarina que finalizó su carrera, pero sí que la forma en que nos enseñaban era diferente. Lo que me llamó más la atención es que por más técnica o flexibilidad que tuvieras, a la mayoría de los profes que me tocó les interesaba más tu actitud y pasión.

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-Ahora a retomar tu vida en Paraguay

Básicamente eso es estudiar. Me levanto a las 6, me ducho, hago mi desayuno y almuerzo que llevo al cole. Del colegio voy a entrenar, después a danza, (en los interines trato de hacer las tareas del colegio) no regreso hasta la noche. Cuando vuelvo me doy tiempo para compartir la cena con mi mamá y termino de hacer las tareas del colegio.

Duermo cerca de la medianoche. Sábados tengo danza y al volver voy al trabajo de mi mamá, en la peluquería y nos quedamos hasta las 21 hs. Los domingos me quedo en casa o vamos a Campo 9; por lo general no soy de salir mucho y prefiero quedarme en casa a ver Netflix.

-¿Se te pasó por la cabeza quedarte allá?

Amo Paraguay, es mi tierra, mi cultura y tradiciones, pero siento que mis metas y sueños están en el extranjero. Ya veré más adelante con mis padres y familia. Por ahora tengo en mente “vivir un día a la vez”.

Rania Espínola
"De haber empezado con ciertos miedos, cambió mucho mi manera de pensar, me ayudó a crecer no solo artística sino personalmente. Aprendí que siempre puedo dar más, que debo confiar más en mí misma. Y que no todo tiene que ser difícil o incómodo" (Rania)

-¿Conocías EE. UU.? ¿a qué otros países te llevó la danza?

Sí, había estado en Nueva York, en el 2019, para una competencia de danza del Valentina Kozlova, fuimos con mi academia, la directora y mi mamá que me acompaña siempre. Después volví a ir ese mismo año con mi papá, que fue por negocios. No viajo mucho, si lo hago es por la danza, fui también a Argentina y Brasil.

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Aprender superando los miedos

-”Antes tenía mucho miedo de volar en avión, tenía miedo de que se cayera en el medio del monte o del océano. Pero por amor a la danza empecé a viajar desde el 2018. Nunca pensé que perdería ese miedo y lo logré, la emoción de salir a competir fue más fuerte que mi temor. Hoy me encanta el despegue, eso es lo mejor, y aunque no lo crean, también me gustan las turbulencias”

-”Superé muchas cosas viajando, también el extrañar tanto a mi mamá, porque soy mamitis, lo reconozco. Cuando estuve con mi papá en EE. UU. de repente quería llorar. Para distraerme le pedía su celular (yo no tenía) y veía videos graciosos en You Tube; sentada en una plaza, me mataba de la risa; a la gente le llamaba muchísimo la atención que me riera así”

-”Y para cerrar, puedo decir que el primer día en el campamento de Interlochen, íbamos todos al auditorio y ahí decían el nombre de tu país en voz alta, cuando lo escuchabas, tenías que gritar “¡That’s me!”, fue una de las mejores sensaciones y un momento muy importante para mí, porque siempre quise que los extranjeros sepan de Paraguay, que somos un país tan bello si uno realmente quiere conocerlo”

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