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Ser heterosexual no te convierte en mejor persona, como tampoco ser gay, queer, torta, tortillera, travesti, marica, lesbiana, transexual, te hace engendro del demonio y de todos los males. Es lamentable que, aquella gente que se cree hija o hijo de Dios, destile tanta intolerancia, odio y condena. Si es cierto que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, es evidente que Él, en su infinita perfección y misericordia, contiene todas las formas de la sexualidad viviente.
En el reino animal hay documentadas más de mil especies que practican la homosexualidad: Jirafas delfines mulares, leones, bisontes, macacos, albatros, cisnes, morsas y ovejas, entre otros. También en la botánica existen plantas monoicas, dioicas y hermafroditas.
Según reportes que datan de la época de la colonia, sin establecer mayores diferencias entre las prácticas bisexuales, homosexuales, transexuales e intersexuales, en algunas comunidades amazónicas existen hombres homosexuales y transgénero que no ocultan su condición, al contrario, reforman sus cuerpos para ajustarlos a sus emociones y orientación sexual.
Algunas indias deciden ser castas y no conocen hombre alguno de ninguna naturaleza, ni lo consentirían. Llevan los cabellos cortados de la misma manera que los machos, van a la guerra y a la caza con sus arcos y flechas, persistiendo siempre en compañía de hombres y cada una tiene una mujer que la sirve, con quien dice que está casada, y así se comunican y conversan como marido y mujer (Amantino, 2011:19).
En algunas tribus de Norteamérica, quienes tienen una orientación sexual diferente, se definen como Dos Espíritus. Aparece lo que podría ser la percepción de una identidad pan-indígena, que enfoca la atención ligada al universo espiritual aborigen (chamanes), que fue reprimido en el proceso de colonización. Así se podría deducir que en un gay convergen dos tipos de almas (femenina, masculina), y por esto, puede servir como puente o medio entre la realidad humana y la divina.
Respecto a la psique humana, según Jung, la conciencia tiene su contraparte inconsciente, la cual se identifica con el sexo opuesto. En el caso de los hombres esta contraparte se llama ánima, y en las mujeres es ánimus, ambos componentes del inconsciente. Para Jung, en el centro del Inconsciente Colectivo se encuentra la idea de Dios y el psicoanálisis consiste en el viaje por este paisaje interno desde la conciencia, pasando por la sombra y el ánima, ánimus hasta llegar al self, nuestra imagen de Dios.
De acuerdo con esto, podría decirse que, mientras los heterosexuales están alejados de su contraparte inconsciente, porque la desconocen, parece que los gays están en contacto con esa parte del alma que se conecta con los secretos de la divinidad. Tal vez todo esto, antes que una explicación, sea más bien una imagen poética que agrega más misterio a esta relación- condición extraña como fascinante.