Una caja de aromas y recuerdos

Laura Sánchez Fernández (Madrid, 1967) llegó a Asunción hace seis años acompañando a su esposo, Badreddine Abd El Moumni, embajador del Reino de Marruecos, para abrir la única representación diplomática africana ante nuestro país. Esta fotógrafa y licenciada en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid ha acompañado muy de cerca a su esposo en este “gran desafío”. En ese camino, ella ha sabido forjar el suyo adaptándose a una nueva ciudad que le dio la inspiración para escribir su primera novela titulada La caja del tiempo.

Laura Sánchez Fernández es fotógrafa y licenciada en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid y autora del libro "La caja del tiempo", una obra que aborda temas referidos a las mujeres.
Laura Sánchez Fernández es fotógrafa y licenciada en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid y autora del libro "La caja del tiempo", una obra que aborda temas referidos a las mujeres.MARTA ESCURRA

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Como especialista en historia del arte, ¿cómo fue el proceso que le llevó de la lectura propia del arte literario a la inmersión en la escritura de su primera obra La caja del tiempo?

–Siempre me gustó la lectura, desde muy joven, al igual que la escritura. Mis estudios me dieron una formación para conocer e interpretar el arte, pero no las herramientas para encauzar la labor creativa. Sabía que el mero hecho de ponerme ante la hoja en blanco y esperar la inspiración no iba a funcionar. Por ello, comencé a hacer cursos de escritura en los que fui aprendiendo las técnicas y los recursos para comenzar a escribir. Empecé con relatos y de los relatos pasé a la novela corta, lo que dio origen a La caja del tiempo, mi primera obra.

Laura Sánchez Fernández (Madrid, 1967) llegó a Asunción hace seis años acompañando a su esposo, Badreddine Abd El Moumni, embajador del Reino de Marruecos, para abrir la única representación diplomática africana ante nuestro país.
Laura Sánchez Fernández (Madrid, 1967) llegó a Asunción hace seis años acompañando a su esposo, Badreddine Abd El Moumni, embajador del Reino de Marruecos, para abrir la única representación diplomática africana ante nuestro país.

Son historias de mujeres. ¿Qué la inspiró a que ellas sean el eje de toda la historia?

–Fue la propia historia la que me guió. El personaje principal iba a ser una mujer confrontada al miedo. A medida que la trama se fue dibujando ante mí, el resto de los personajes fueron tomando cuerpo y ganando en voz, hasta llegar a completarse. Es cierto que las protagonistas son cuatro mujeres, pero también hay personajes masculinos muy fuertes que representan un apoyo fundamental para estas mujeres. Quise que la voz femenina se oyese más porque, en el argumento de la historia, son ellas las que sufren, las que luchan, y es de recibo, por tanto, que tengan un mayor peso en la novela.

En su opera prima se conjugan dos pasiones: la fotografía y la escritura, elementos contenidos en la misma caja o el camafeo itinerante y el departamento de una de las protagonistas…

–Efectivamente, en la novela, la búsqueda de la protagonista comienza por una foto y continúa con la lectura de unos diarios, para terminar en el departamento y en el camafeo. Los objetos van marcando momentos de la historia y enlazan con mis dos pasiones: la fotografía y la escritura. Para mí, las dos son complementarias, porque la primera me permite dar mi propia visión de la realidad que me rodea, capturando lo efímero, el momento que ya no volverá; mientras que la segunda me da la posibilidad de hablar de lo eterno a partir de una ficción.

Una caja del tiempo es como un boleto prepago a fuerza de fotos, cartas y recortes de un viaje en el que el presente hace una unión entre el pasado y el futuro. ¿Qué contiene la suya?

–Desde muy pequeña me encantaba curiosear en la caja que mi madre tenía llena de viejas fotos, postales y recortes, me transportaba en el tiempo. Ahora el mundo digital nos ha hecho perder esa costumbre de las “cajas del tiempo”. Yo me resisto a ello y continúo guardando fotografías, tickets, pequeños objetos que paseo de un lado a otro del mundo y que forman parte de lo que he vivido. Y la voy ampliando cada vez que pienso que una imagen, una cajita de cerillas o una flor seca me van a hacer recordar un momento feliz o importante que quiero conservar y al que me gusta acudir. Creo, además, que con el tiempo y la edad aprendemos a apreciar esos vestigios del pasado que nos unen a nuestras raíces y nos dan identidad, sentando también las bases de nuestro presente y, por ende, del futuro y de los que nos sucederán.

"Desde muy pequeña me encantaba curiosear en la caja que mi madre tenía llena de viejas fotos, postales y recortes, me transportaba en el tiempo", dice Laura Sánchez Fernández.
"Desde muy pequeña me encantaba curiosear en la caja que mi madre tenía llena de viejas fotos, postales y recortes, me transportaba en el tiempo", dice Laura Sánchez Fernández.

En la novela, además del tema transversal de la solidaridad entre mujeres, la obra está, en buena parte también, cavilando en el ciclo de la vida, en especial en los personajes enfrentándose a la muerte.

–Así es. La muerte es parte de la vida, pero no estamos preparados para ella. En el libro se evidencian diferentes maneras de afrontar la pérdida de un ser querido. Creo que lo que todos los personajes tienen en común, en este sentido, es el desamparo que sienten tras el fallecimiento de esa persona, y la confrontación de la propia muerte, es decir, el tomar consciencia de que algún día a ellos también les ocurrirá. Esta constatación produce un cambio en su interior, comenzando por Olivia, la protagonista, que decide huir de su vida para darse una nueva oportunidad.

Los olores y los colores son también a veces hilos conductores de historias…, en su historia el aroma a lavanda es recurrente ¿Cuál es su significado?

El olfato es el sentido con el que tengo mis recuerdos más vívidos, por eso me gusta asociar personas o lugares con determinados olores. La lavanda es una fragancia que me transporta a mi otro país, Marruecos, donde mis cuñadas me enseñaron a hacer saquitos para perfumar los armarios, que continúo haciendo. Me gusta la idea de que ese olor familiar, impregnado en la ropa, envuelva a algunos de mis personajes. Los colores me ayudan a mí, como escritora, a recrear un espacio o un objeto, y al lector le sumergen con más facilidad en ese universo creado.

La presentación del libro se realizó en el Auditorio Franca Bo del Museo de Arte Sacro.
La presentación del libro se realizó en el Auditorio Franca Bo del Museo de Arte Sacro.

La obra también lleva a un paseo en la línea de tiempo desde nuestros días hacia épocas pasadas, tocando tangencialmente cuestiones políticas, económicas y migratorias. ¿Cómo se dio esa investigación para que el mosaico quede de modo literario y no meramente histórico?

–Lo cierto es que la gente de mi generación, los que nacimos aún durante la época de la dictadura franquista, crecimos oyendo hablar a nuestros abuelos de la guerra civil, y a nuestros padres de la época de la posguerra. Casi todos hemos tenido familiares que, en algún momento, emigraron a otro país: mis bisabuelos se fueron a Argentina a principios del siglo XX y se llevaron a mi abuela con apenas ocho años, aunque luego volvieron a España. La historia del país, al menos así ha sido en mi caso, se funde con las pequeñas historias familiares, por lo que es fácil relacionar la una con las otras. Tuve que investigar algunos puntos que desconocía, como, por ejemplo, la situación de las cárceles en aquella época, para no caer en anacronismos, y algunos datos puntuales.

Respecto a la violencia que sufren las mujeres y el devastador estrago del ciclo de la violencia, a veces parece no haber salida posible. ¿Hay alguna esperanza? ¿Cómo se hace esto más allá de una novela?

–Quiero pensar que sí hay una esperanza, que gracias a la educación, tanto en la casa como en las instituciones educativas, así como a los marcos legales, las mujeres van a conseguir una igualdad de derechos y oportunidades en todos los ámbitos: social, laboral y familiar. Cuanto menor sea la distancia entre hombres y mujeres, en este sentido, menor será el margen para que esta violencia de género pueda darse. Pero aún queda mucho camino por recorrer. De ahí que sea importante toda la visibilidad que se pueda realizar en este sentido, sea con una novela, sea gracias a la tarea de sensibilización social que los medios de comunicación llevan a cabo sobre este tema.

"Quiero pensar que sí hay una esperanza, que gracias a la educación, tanto en la casa como en las instituciones educativas, así como a los marcos legales, las mujeres van a conseguir una igualdad de derechos y oportunidades en todos los ámbitos", refiere Laura Sánchez Fernández.
"Quiero pensar que sí hay una esperanza, que gracias a la educación, tanto en la casa como en las instituciones educativas, así como a los marcos legales, las mujeres van a conseguir una igualdad de derechos y oportunidades en todos los ámbitos", refiere Laura Sánchez Fernández.

¿Qué proyectos tiene en puerta en términos artísticos?

–Ahora mismo estoy de lleno en mi segunda novela que se desarrolla toda en la ciudad de Asunción. Es un gran reto, dado que no soy paraguaya, pero, por otro lado, es una especie de tributo a esta capital que me fascina por sus contrastes.

¿Cómo es la vida en Asunción en un contexto diplomático, además de como mujer, madre y esposa?

–En el caso de mi familia, nuestra llegada a Paraguay fue algo particular. Nosotros abrimos la embajada en Asunción y esto siempre supone un desafío. Pero la acogida del pueblo paraguayo, con su calidez, nos facilitó la labor. En lo que se refiere a la ciudad de Asunción, diría que hay que aprender a amarla. Cuando se llega a ella, por primera vez, se tiene el recelo y las expectativas lógicos que generan un lugar desconocido. Con el paso del tiempo –yo ya llevo más de seis años viviendo aquí–, uno se va haciendo al ritmo de la ciudad, los tiempos, el clima, el empedrado… y entonces empieza a apreciarla en sus pequeños detalles y en todo su colorido.

Los interesados en la adquisición de un ejemplar pueden hacerlo a través de Amazon o Casa del Libro.

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