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El Parque Nacional Paso Bravo es la mayor área protegida en la región Oriental de nuestro país: ocupa 93 mil hectáreas.
Se encuentra situado al norte del departamento de Concepción y corre paralelo al río Apa, en la frontera con Brasil.
El parque nacional se integra con un conjunto de propiedades privadas donde rigen medidas de protección ambiental. El resultado de esta unión es la existencia del mayor refugio biológico del Paraguay.
Hablamos de alrededor de 250 mil hectáreas protegidas tanto por el Estado como por el sector privado. Dentro del área se encuentran especies de la fauna y la flora que ya no existen en ninguna otra zona del país.
Como ejemplo podemos citar la existencia de montes con árboles de incienso o bien de palo blanco. En cuanto a la fauna, posiblemente el gua’a hovy (Anodorhynchus hyacinthinus) sea el más resaltante dado que ya resulta imposible verlo en bandadas en otras regiones.
El norte del departamento de Concepción integra la ecorregión que se denomina Cerrado. Al hablar del Cerrado hacemos referencia a una de las ecorregiones más antiguas de nuestro continente.
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Referencias bibliográficas afirman que puede haber existido antes de la separación de Sudamérica y África. En cuanto a su tamaño, es la segunda región biogeográfica en América del Sur, luego de la Amazonía.
La mayor parte del Cerrado se encuentra en el Brasil, pero ingresa en el norte de la región Oriental de Paraguay así como algunos sectores del Alto Paraguay. Representa uno de los conjuntos de sabana y bosque tropical más grandes del mundo.
Importancia del Cerrado
La conservación del Cerrado tiene una gran importancia debido a que es refugio de especies únicas que se encuentran en áreas geográficas muy restringidas. La abundancia de rocas, zinc y suelos ácidos hacen que este ecosistema sea poco apto para actividades agrícolas.
Esto explica el fracaso de las colonias agrícolas que el Indert intentó instalar en la región. Las tierras de la familia Antebi fueron expropiadas en mayo de 1994. Se establecieron algunas áreas para ubicar familias campesinas, pero las tierras no son aptas para la agricultura.
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Al final, los campesinos vendieron sus parcelas y se ubicaron en las tierras expropiadas establecimientos ganaderos. Investigaciones reflejaron que buena parte de ellas quedaron en manos de narcotraficantes.
La expropiación de las tierras de Antebi terminó siendo uno de los mayores fracasos de la reforma agraria en Paraguay. En cambio, el sector no expropiado se convirtió en un conjunto de inmuebles privados cuyos propietarios optan por la preservación ambiental.
Potencial turístico
Otra característica que presenta el Cerrado en nuestro país es la existencia de formaciones rocosas de origen calizo. El potencial turístico que constituyen los ríos con agua transparente, las cuevas, los ojos de mar, las serranías y extensas playas a lo largo del río Apa, es simplemente extraordinario.
Y un detalle no menos importante: la roca caliza tiene una extremada porosidad y esto convierte al Cerrado en una de las zonas de recarga acuífera más importante del país.
El Cerrado se compara mucho con los campos naturales. Se puede disfrutar de un paisaje extraordinario compuesto por sabanas arbustivas, arbóreas y herbáceas. Recuerda a los extensos paisajes de los campos de África.
El Cerrado es extremadamente frágil. Esta integrado por un conjunto de ecosistemas que basan su equilibrio en la existencia del otro. Los montes, que se encuentran como islas, sostienen la fauna y la flora que dependen del alimento que se provee de través de los campos.
Riesgo creado por senadores
Romper este equilibrio puede marcar el fin del mayor refugio biológico existente en la región Oriental del Paraguay.
En este momento, el peligro surge nada menos que de la mano de la Cámara de Senadores del Paraguay: se encuentra en estudio un proyecto de ley para abrir un camino que cortará en dos al Parque Nacional Paso Bravo.
La excusa para el camino es unir la ciudad de San Carlos del Apa con el poblado de Vallemí, a orillas del río Paraguay.
El proyecto de vía tendría un costo inicial de 60 millones de dólares y lo peor de todo es que ya existe una ruta que une a Vallemí con San Carlos del Apa. Una segunda ruta no tiene argumentos que puedan sostener el proyecto.
En lugar de aumentar el nivel de protección del parque nacional, un grupo de senadores está dispuesto a destruir el Cerrado, el mayor refugio biológico que aún tenemos en pie.
La destrucción del Cerrado es sinónimo de muerte para especies que allí siguen sobreviviendo, bajo el amparo de montes y sabanas.