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Los sueños de la Alma Cabral adolescente se volcaron hacia la oportunidad de realizar la Tecnicatura en Gastronomía en la capital argentina. En ese trayecto académico, una de las materias la acercó al apasionante mundo de los vinos y las bebidas, interés que fue creciendo, hasta cursar la carrera de Sommelier en el Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE). Allí entendió su verdadera vocación.
Alma Cabral concluyó los dos años de estudio en 2010 justo cuando se implementó un tercer año, lo que la hizo volver a la vida académica. A partir de allí empieza a dar sus primeros pasos como profesional mediante una pasantía en Restó, uno de los restaurantes referentes en Argentina.
”Tuve el privilegio de que mis mentoras hayan sido Paz Levinson (ícono de la sommellerie a nivel mundial) y María Barrutia (directora de CAVE), quienes me guiaron desde el principio y brindaron las herramientas para que pueda desarrollarme en lo profesional”, cuenta.
Tuvo la oportunidad de trabajar como sommelier en servicio y estar a cargo de reconocidos restaurantes tales como Sucre, Aldo’s, Casa Coupage, Astrid y Gastón, La Bourgogne en Punta del Este, Tegui, entre otros. “Cada lugar es único, te genera un nuevo desafío, no solo de adaptación, sino de compromiso, empatía, mucha preparación y capacitación constante para conocer todas las etiquetas de la carta, transmitir y ser un buen comunicador del vino”, sostiene.
Actualmente se desempeña como ejecutiva de ventas en distribuidoras de vinos y asesora a restaurantes.
Entre las tres mejores de Argentina
En el calendario vitivinícola del vecino país destaca al concurso Mejor Sommelier de Argentina como uno de los eventos más importantes del rubro y en el cual la paraguaya esteña figura –en la edición 2022– entre las tres mejores, entre 35 participantes.
A lo largo del evento, que se realizó en Mendoza, pasó por pruebas de cata escrita a ciegas en español y en inglés, maridaje y cata de destilados a ciegas y práctica de servicio de espumante. En la fase final hubo evaluación de cata oral en ambos idiomas, en el que se tenía que determinar qué tipo de suelo corresponde a cada vino catado, prueba de toma de comanda, servicio de decantado y, por último, exponer ante el jurado cómo hacer para insertar en el mercado externo las uvas criollas.
“En esta oportunidad en que quedé finalista tuve una gran preparación, fueron meses de mucho estudio y entrenamiento, realizando catas escritas y orales, cata de destilados, degustar distintos tipos de té, cafés, aceite de oliva, entre otros productos. Muchos piensan que ser sommelier es sólo orientado al mundo del vino, pero el certamen demuestra lo amplio y complejo de la profesión”, detalla.
El certamen fue un gran desafío para Alma, quien llegó a esa instancia con dos compañeras de estudio: Andy Donadio (Mejor Sommelier de Argentina) y Delvis Huck (Segunda mejor Sommelier de Argentina) y que fueron su soporte en esta experiencia inolvidable.
Para la paraguaya, quedar tercera ha sido una sorpresa y una experiencia enriquecedora. A su criterio, nuestro país tiene un enorme potencial para desarrollar la sommellerie, ya que se cuenta aún con pocos, pero muy buenos profesionales en la industria con un mercado muy amplio de ofertas de vinos del mundo entero.