La canasta mecánica

DIOS, PATRIA Y FAMILIA - Hay un nuevo conservadurismo de tintes cada vez más autoritarios que se está expandiendo en el mundo. Son las nuevas extremas derechas que tienen cierta continuidad con elementos del fascismo, dependiendo de cada país, claro.

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La canasta mecánicaArchivo, ABC Color

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Muchas democracias son debilitadas de manera progresiva, no a través de un golpe de Estado clásico, sino a partir de movimientos o líderes que acceden al poder a través de las urnas y luego inician proyectos iliberales. Según Wikipedia, una democracia iliberal es un sistema de gobierno en el que, aunque se celebren elecciones, la ciudadanía no tiene conocimiento de las actividades de quienes ejercen el poder real debido a la falta de libertades civiles; por lo tanto, no es una sociedad abierta. La senda electoral hacia la desarticulación de la democracia es peligrosamente engañosa y cada vez más habitual: el retroceso democrático empieza en las urnas.

Enzo Bianchi, respetado monje italiano, prior de la comunidad monástica de Bose, teólogo y escritor, se inquieta que hoy vuelva a resonar el eslogan: Dios, patria y familia, porque esas mismas tres palabras, colocadas una tras otra, hicieron de bandera y estandarte de las personas que antes se creyeron fuertes. Le resuenan no solo siniestras, sino como blasfemias. Le recuerdan a una época, a una cultura que no le gustaría volver a vivir. Dice: “Como cristiano estoy convencido de que la palabra Dios es un término eminente, pero insuficiente, detrás del cual se esconden emociones que son proyecciones humanas. Las muchas imágenes que concebimos de Dios están pervertidas. Como cristiano estoy convencido de que solo Jesús dijo y mostró quién es Dios. Al Dios de Jesús no le gusta ser proclamado o invocado contra nadie, sin embargo, ama ser pensado como Dios con nosotros. Dios no necesita que lo defendamos o lo impongamos en la sociedad en la que vivimos, pues se ofende si se lo instrumentaliza como un objeto de identidad, arrastrándolo a la arena política.

En cuanto a la patria, afortunadamente mi generación ya no sirvió a la ideología nacionalista, ídolo en cuyo nombre se sacrificaron muchas vidas humanas en las guerras. Amamos nuestra tierra, pero también la de los demás. Y sobre la familia, la que se podía invocar, ya no existe, se ha hecho añicos con el paternalismo, la sumisión de la mujer, la imposibilidad de hablar de los jóvenes.

Nacemos en una familia y somos acogidos por ella y esto es una enorme gracia. Pero cuando tenemos que construir una vida buscamos el amor fuera de la familia. Significa que incluso la familia es insuficiente: no debemos hacer de ella un mito o un ídolo falso. Es necesario estar alerta contra el familismo, el cual forja una ideología no al servicio del amor humano, sino al de los controladores del orden moral. El ídolo es siempre una falsificación antropológica, una fuente de alienación. ¡Dios, patria, familia!, tres palabras que si se gritan son una blasfemia y deberían representar el espectro de una cárcel para todos”.

carlafabri@abc.com.py

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