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-”La plenitud de lo mínimo”, ¿qué evoca el nombre de su exposición?
-”La plenitud de lo mínimo” es el nombre que S.E. Rubén Capdevila, Ministro de Cultura y curador honorario de la muestra, le dio a la exposición, evocando una estrofa del poema “Levedad” de Juan Ramón Jiménez, que se recoge en el catálogo de la colección, y que hace referencia a la grandeza que podemos encontrar en los pequeños detalles.
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-Este es un reencuentro con la fotografía, ¿cómo fue aquella primera aproximación y cómo se dio este reencuentro?
-Es un reencuentro con la fotografía porque mi primer contacto con ella fue a la edad de 18 años en que realicé unos cursos de fotografía en blanco y negro y revelado. El paso de la fotografía analógica a la digital me hizo perder interés porque ya no participaba en el proceso de impresión, que es muy importante para mí. Por eso empecé a distanciarme de ella. La vida, también, me condujo por otros derroteros (trabajo, familia, residir en otros países), que, a veces, no me dejaban demasiado tiempo libre para mí. Mi llegada a Paraguay supuso la oportunidad de volver a retomar esa afición por la fotografía. Para ello, fueron fundamentales los cursos de fotografía que hice aquí en Asunción.
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-¿Cuáles son los formatos de esta exposición y de cuantas piezas fotográficas se compone?
-La exposición tiene alrededor de 40 fotografías presentadas en tres formatos diferentes: 14 piezas en papel ilustración, nueve fotografías de pinturas murales de la capital (algunas de ellas ya desaparecidas) impresas en adhesivo microperforado sobre acrílico, y las restantes fotos están hechas en canvas (vinilo y lienzo).
- Cada formato tiene un propósito particular.
-Utilicé diferentes soportes en relación a lo que quería transmitir al espectador. El papel ilustración da un acabado mate pero intenso que resalta el colorido de las fotografías donde el contraste de luz o de color es más marcado. El adhesivo microperforado parece como arrancado de un muro, de la misma forma en que encontré esas pinturas que tanto me llamaron la atención, quería, de esta manera, hacer sentir al espectador que está ante una pintura, más que una fotografía. Por último, la impresión canvas, que es una impresión muy ligada a la pintura, se presenta sobre lienzo algodón o lienzo vinilo y va en bastidor. Buscaba crear esa confusión de la fotografía/pintura, como si la naturaleza hubiese “pintado” esos animales, lugares o atardeceres, que se pueden apreciar en mis fotos.
- Además de una expresión artística en sí, también es una muestra benéfica ya que lo recaudado irá íntegramente a comunidades indígenas ¿Cuáles son y por qué las eligió?
-Efectivamente, las fotografías están a la venta y lo recaudado irá íntegramente a comunidades indígenas. Aún no se ha definido cual o cuales serán, se verá conjuntamente con el Ministerio de Cultura que está llevando a cabo una labor muy solidaria en este sentido.
-De este recorrido gráfico, ¿qué fue lo que más le conmovió?
-Me conmueven especialmente los colibríes. Hasta que llegué a Paraguay nunca los había visto, los tenía en mi imaginario como un animal casi mitológico. Me enamoré de ellos nada más al llegar, sobre todo porque hicieron un nido en mi casa y fui viendo toda la evolución desde la puesta de los huevos hasta que nació el polluelo. Me parece un ave fascinante, con un lado algo “mágico”.
-¿Pudo encontrar en este recorrido algo que evocara a su país?
-En este recorrido fotográfico no hay nada que evoque a mi país porque todo lo que he fotografiado es precisamente lo que no veo en España o en Marruecos. Estas fotos son una muestra de las pequeñas o grandes cosas que han llamado mi atención aquí en Asunción y que he intentado captar con mi cámara. Por supuesto que hay mariposas y atardeceres en Madrid o Rabat, pero las mariposas no se ven en la ciudad y los atardeceres tienen otro color.
-¿Cuál es su obra favorita?
-Me resulta difícil elegir una porque cada una de mis fotografías tiene una historia y son parte de un todo.
-¿Tiene otros proyectos fotográficos en puerta?
-Tengo un par de proyectos. Uno que comencé hace tiempo y que espero poder avanzar, y otro que aún está en estado muy embrionario.
-A modo más personal, ¿cómo se conocieron con su esposo?
-Mi esposo (Badreddine Abdelmoumni, embajador del Reino de Marruecos en Paraguay) y yo nos conocimos en Madrid, cuando él fue destinado allí por primera vez. Llevamos casados 19 años en los que hemos vivido en Madrid, Bruselas, Rabat y, ahora Asunción.