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Idus. “En el antiguo cómputo romano y en el eclesiástico, el día 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y el 13 de los demás meses”. Hasta que Julio César introdujo el calendario que luego se llamó juliano, los romanos tenían un método un poco raro de contar los días: lo hacían hacia atrás a partir de tres fechas: las calendae o primer día del mes; los idus, que caían entre el 13 y el 15, y las nonas, el noveno día antes de los idus. La importancia de este día de buena suerte del mes consagrado al dios Marte estaba en que, según el calendario romano anterior al juliano, era el primer mes del año y el arranque de todo. Los idus de marzo correspondían a los días de la primera luna llena del año nuevo, en los calendarios más antiguos, y conservaban sus propios rituales. En tiempos de Julio César los idus de marzo seguían contando con un fuerte componente simbólico y era un día de buenas noticias. Según el escritor griego Plutarco, César habría sido advertido de que su vida peligraba en tan particular jornada, ante lo que el dictador descartó el riesgo, pero lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César encontró al vidente y riendo le dijo: “Los idus de marzo ya han llegado”; a lo que el vidente contestó compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”. Pero al llegar al Senado su suerte cambió, así como la de la Antigua Roma.
Fuentes: https://dle.rae.es/ / https://www.muyhistoria.es/ / https://www.elcastellano.org/