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“Si te portás mal, te voy a llevar otra vez”, es una de la típicas frases que se escuchan de la boca de los padres en los pasillos de los colegios ante los niños que expresan su deseo de no quedarse en el aula. Laura González, Lic. en Educación, quien se especializó en Italia e Israel, comentó que esta frase logra el efecto contrario.
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Otra frase mal utilizada es “entonces ya me voy a ir” cuando el niño empieza a hacer un berrinche. “Estas son experiencias negativas que hay que evitar. Le estoy instalando el sentimiento de abandono y ese es el mayor temor de un niño. En cambio, debemos darle esa seguridad de que el padre o encargado va a volver a buscarlo nuevamente”, explicó González. La escuela no debe ser un castigo, es un lugar en donde se va a aprender, jugar y hacer amigos, refirió.
La especialista resaltó la importancia de la tranquilidad por parte de los padres. “Si mi hijo hace una rabieta, debo respirar hondo y estar calmado, de lo contrario, él sabe que me tiene en sus manos”, insistió. Si el niño se tira al piso, entonces el adulto debe explicarle con firmeza que esa conducta no es correcta. Asimismo, la licenciada se mostró en contra de los “premios”. “A la escuela hay que ir porque da gusto”, recalcó.
¿Por qué mi hijo tiene rabietas?
Carla Decoud, licenciada en Ciencias de la Educación y directora del Departamento de Educación a Distancia de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción, explicó que los chicos que hacen rabietas tienen emociones que vienen del apego hacia la familia. “Yo, niño, de repente debo ir a un contexto que no conozco y esto genera una ansiedad y temor. Es la readaptación de la casa a una primera experiencia”, indicó.
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Añadió que, ante esto, los padres no tienen que ceder, ese es el primer paso. Se deben mostrar tranquilos y no reaccionar de forma violenta o brusca. “Si llora, dejarlo llorar, pero luego explicarle que esa es una conducta que ya no se espera de un niño o niña de su edad y que ya no debe repetirse, porque ha crecido”, aseveró.
Hizo hincapié en trabajar muy de cerca con el docente, quien guiará a cada adulto en el proceso. Agregó que no es recomendable que los padres se queden en la institución esperándolos. Con los más pequeños sí, pero siempre y cuando el padre no esté a la vista del chico, ya que el alumno debe entender que ahora tiene diferentes espacios: casa y escuela.
En el caso de los padres separados, la especialista expresó que es bueno que ambos estén presentes el primer día, pero luego pueden turnarse para llevar al niño. Aunque dijo que por lo general hay una mayor seguridad o conexión con la madre.
Todo el primer mes del regreso a clases está caracterizado por altibajos, por ello es importante ir creando situaciones positivas, hablar sobre los útiles, las clases, los amigos que van a hacerse y todo lo que se podrá aprender para que el niño poco a poco gane seguridad y pueda disfrutar de su vida escolar.