Madre con la M de médica y a mil por hora

Mujer, esposa, madre y médica con una gran responsabilidad en momentos cruciales de la pandemia que nos toca vivir en el Paraguay Todos estos conceptos se sintetizan en la doctora Yolanda González Barrios, directora del Hospital Nacional de Itauguá.

Madre con la M de médica y a mil por hora
Madre con la M de médica y a mil por hora

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No por estar en guerra ella deja los detalles de feminidad; impecable guardapolvos blanco, maquillaje, y en los pies el más alto de los tacones que hacen eco en sus pasos. “Viene la doctora Yolanda!!” es una expresión que infunde respeto y admiración en su labor diaria en la que cuenta con la intensa colaboración de varias mujeres y en funciones directivas.

Con más roles y responsabilidades, ella también es una mamá, muy buena hija, con metas, sueños y objetivos claros que con firmeza pudo alcanzar. La doctora Yolanda González Barrios (59) dirige el Hospital Nacional de Itauguá, el de mayor complejidad y envergadura de todo el sistema del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social y en un momento crucial. La acompañan en su equipo varias otras madres en roles directivos y de intensa labor.

–¿Cómo hace para dividir su tiempo y dedicarse a tanto? ¿A enfrentar una guerra en la que uno debe estar mental, sicológica y físicamente en óptimas condiciones? –”Bueno, justamente como dijiste, a cada rol, uno debe poner todo el empeño necesario para sortear, porque no solo debo administrar, sino también hago la parte asistencial de acuerdo a la necesidad, más aún en esta verdadera guerra que estamos enfrentando. De un momento debo pasar de estar elaborando planes y firmando documentos administrativos, que la burocracia exige, para que no falte a mis colegas lo necesario para tratar la enfermedad; a debatir en un ateneo entre colegas médicos sobre algún paciente determinado. Es decir, en minutos paso del rol administrativo al rol asistencial”.

Al mismo tiempo, esta mujer debe ocuparse de la familia. Están los hijos, su esposo y cada uno de ellos tiene también sus necesidades. “Es cuestión de organización”, dice con serenidad, porque “sin ellos tampoco uno puede soportar la pesada carga sobre el hombro”. Hasta se hace de tiempo para cuidar de sus siete gatos adoptados, la mayoría recogidos de la calle, y también de otros que llegan a esperarla en el acceso del garaje en busca de comida. Nunca falta un tiempito para darles de comer y beber.

Cuando se pierde una de sus mascotas está muchas veces embargada por la tristeza porque son parte de su familia. No puede ver animales maltratados y tirados en las calles. Es madrina de varias fundaciones protectoras de animales, ayuda a castrar a gatos: tres rescatados del hospital y de las calles adyacentes.

Una decisión personal

“La decisión de tener hijos es muy personal”, refiere la médica, ya que para ella fue una meta que tardó cuatro años en concretarse, porque no quedaba embarazada, y traerlos después de los 35 ya no es tan fácil, afirma con una sonrisa pícara. Pero ella quería y se decidió a formar una familia. Así tuvo a Cristian (22) y Sady Yolanda (20), junto con su esposo José Ferreira Lugo, periodista y encargado de comunicación del hospital, cargo que ocupa hace unos 10 años, antes de que ella llegara a ser la directora, aclara.

Su segundo embarazo fue complicado, a las 26 semanas tuvo que quedarse a guardar reposo por desprendimiento de placenta hasta las 38,5 semanas, en cama, sin salir, cuando su vida siempre fue a mil por hora. Tras dar a luz, a los 15 días, volvió a su labor en la jefatura de la Urgencia más grande del país, en el Hospital Nacional.

Se reconoce como una “mamá canguro”, porque dio de mamar a sus dos hijos hasta los dos años, pese al arduo trabajo, entre seguir estudiando, actualizándose, capacitándose cada vez más en diferentes ramas.

Cocinar y cuidar las plantas

Por las noches, que es cuando está, se turna con su esposo o cocinan juntos para hacer lo que le gusta, como es cocinar guiso de arroz, como también alguna carne al horno, y una de sus comidas preferidas: ñoquis sin gluten; y otro de sus pasatiempos favoritos también es ocuparse de las flores de su jardín. Cuando está muy estresada, le relaja arrancar las hierbas o cualquier yuyo que salga entre las plantas y el pasto.

Si las responsabilidades permiten quedarse en casa los fines de semana, acompaña a su hija de compras, pero fundamentalmente preparan pororó, eligen una buena película de Netflix, por lo general del género dramático, y que muchas veces es interrumpida por llamadas referentes al trabajo, y a la par debe tratar de compartir los gustos de su hijo.

También debe repasar con su hija Sady sus clases, ya que está terminando el tercer año de medicina. Los domingos tratan de no perder la tradición de compartir un asado en familia.

Su tiempo y cariño comparte, además, desde hace ocho años con sus dos sobrinas: Bianca (23) y Tamara (19), hijas de su fallecida cuñada Morena y de su hermano Hugo.

Asegura que se ve reflejada en su hija Sady, quien cree que es su clon, porque ama la medicina como ella y tiene su carácter de mujer alfa que ya empieza a manifestarse. Su dedicación al estudio es igual que ella, pero así como su hijo Cristian quieren pasar desapercibidos, por eso prefieren no aparecer junto con su madre en ninguna foto a ser publicada.

Sady eligió ser médica –nos cuenta– no por imposición, sino porque es “algo que le nace, no se ve haciendo otra cosa. Y pensar que es una vida de mucho sacrificio, de vivir prácticamente en el hospital, de pasarse de guardia en guardia”. Pero ella optó por la misma carrera de su madre.

Para la doctora Yolanda González Barrios, toda mujer que se propone metas, cualquiera sean en el ámbito personal o profesional, puede llegar a concretarlas; tener una familia, criar hijos con calidad, porque “lo que vale no es el tiempo que uno le da, sino la calidad y no solamente estar, sino trasmitir toda la ética y el amor que podemos. No todo es perfecto, pero sí se puede”. Y lo dice por experiencia.

Bio

Yolanda González Barrios egresó en 1986 de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Desde entonces no paró de ocupar cargos de relevancia, como en el internado hasta la residencia, fue jefa de Cirugía General en el Instituto de Previsión Social (IPS).

En 1991, cuando el Hospital Nacional fue habilitado, la convocaron para ser integrante del staff de profesionales. En 1994, y a través de un concurso de méritos y aptitudes (poco conocido en la época), sentó otro precedente en la historia de la medicina paraguaya al obtener méritos para ser jefa de Urgencias Adultos del Hospital Nacional de Itauguá, cargo antes nunca ocupado por una mujer.

En el 2013, después de otro concurso de oposición, logró asumir la Jefatura del Departamento de Cirugía del Hospital Nacional. Afirma que la prueba más palpable del machismo en la profesión es que cuando asumió como titular de cirugía, ni siquiera baño para mujeres había en el área.

Además de ser médica cirujana, es especialista en gestión de servicios de salud, experta en administración hospitalaria, versada en medicina legal y ciencias forenses y especialista en docencia en educación superior. También es magíster en ciencias forenses y medicina legal; magíster en educación superior, y miembro de la Sociedad Paraguaya de Cirugía desde el año 1990.

Texto y fotos: adelval@abc.com.py

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