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La biodanza tiene su inspiración en los orígenes más primitivos de la danza. Alude al poder musical para curar enfermedades, invocar las fuerzas de la naturaleza, despertar el amor o el deseo y armonizar las sociedades. Se logra a través de juegos que no son propiamente danzas, ni teatro ni pantomima en el sentido tradicional. Son formas libres de expresión corporal con música y sonidos dentro de pautas coreográficas, que permiten gran creatividad, sinceridad y fuerza vital de los bailarines.
Tanto Hugo Vidomlansky como Nancy Penayo aclaran que la danza, en un sentido originario, es un movimiento vivencial: “Muchas personas asocian la danza al espectáculo de ‘ballet’. Esta es una visión formal. La danza es un movimiento profundo que surge de lo más entrañable del ser humano. Es movimiento de vida, ritmo biológico, ritmo del corazón y de la respiración, impulso de vinculación a la especie y movimiento de intimidad”.
Esta práctica busca mejorar las potencialidades del ser humano, tomar contacto con el cuerpo; liberar tensiones, estrés, dolores; acabar con compulsiones, aumentar el sentido del juego, el goce y el disfrute; vivir el aquí y el ahora, fomentar la expresión y la comunicación; encontrarse consigo mismo y los demás. Es un conjunto de técnicas y ejercicios lúdicos para impulsar lo espontáneo y lo instintivo.
Los referentes
Nancy Penayo es sicóloga educacional y social. Es también educadora, especialista en primera infancia y profesora de biodanza de la Escuela de Corrientes, Argentina, y educadora biocéntrica del Centro de Desenvolvimento Humano (CDH) y de la Universidad Biocéntrica de Fortaleza, Ceará (Brasil).
Hugo Vidomlansky es médico, especialista en derechos de niñez en salud, además de músico estudiante del Conservatorio de la Universidad Católica. Al igual que Penayo, es docente de biodanza y educador biocéntrico de las instituciones arriba citadas.
Juntos crearon Apyka Red Biocéntrica para implementar proyectos sociales, educativos y de salud biocéntricos para grupos e instituciones que requieran acompañamiento en el fortalecimiento de su vida colectiva.
¿De qué se trata el principio biocéntrico? Este fundamento postula una mirada totalizadora de la experiencia humana en relación con lo viviente y se construye en un modelo de red, de encuentro, situando siempre el respeto por la vida como centro y punto de partida de todas las disciplinas y comportamientos humanos.
Fue formulado por el científico chileno Rolando Toro Araneda –creador del Sistema Biodanza–, quien propone un nuevo paradigma para las ciencias, orientado en función del estímulo y el cuidado de la vida, desde la pedagogía de la afectividad. “Trabajamos con agentes educativos, de salud, con adolescentes, adultos mayores, clases y talleres de biodanza. Impulsamos la transformación constante a nivel personal, grupal y social, conectados con la fuerza vital que produce una transcendencia consciente con la totalidad”, sostienen.
Vidomlansky y Penayo vivencian lo biocéntrico como una fuerza y energía que circula y da sentido a la vida, buscando generar una revolución amorosa.
Al grupo le pusieron como nombre Apyka, ¿por qué? Porque para nuestro pueblo guaraní, el apyka representa el primer territorio, el seno de la madre, la palabra soñada que se asienta: “el lugar donde todo se encuentra, donde los ancestros se reúnen, es el espacio de la vida”.
Y qué mejor lugar para experimentar vivencias de encuentro, juegos, humor, risas, alimentación naturalista, vínculos con la naturaleza, éxtasis cósmicos, regresiones y danzas primitivas para liberar los instintos naturales, conectar con el cosmos, con la fuerza que llevamos dentro.
Biodanza
El prefijo bio deriva del griego bios, que significa ‘vida’. ‘Danza’ significa ‘movimiento integrado pleno de sentido’: ‘biodanza, danza de la vida’.
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Fotos: ABC Color/Celso Ríos/Gentileza.