BEBIDAS

Vinos para tener en casa.- Cada invierno que pasa aquí en el Paraguay vemos más entusiastas por el vino, le toman el gusto durante los días fríos y, llegando la primavera, o más bien dicho el verano, se preguntan: “¿Y ahora qué hago?, ¡vuelve el calor!”. Pues nada, sigamos con el vino, consumamos más blancos, rosados, espumantes y, por supuesto, tintos. Para ello recomiendo tener un lugar en el que conservar los vinos; puede ser una bodega particular refrigerada o una de esas heladeritas para conservar la temperatura de los vinos que hay en el mercado, de todos los tamaños, desde seis botellas, pasando por las de 32, hasta casi 120 botellas… De seguro que, con estos tamaños, encontrarán alguna que se adecue a la capacidad deseada para su casa. Recientemente leí un comentario que decía: “Una bodega climatizada es para un enófilo lo mismo que el vestuario para las mujeres (o la gran mayoría de ellas). Así como siempre hay espacio para otra blusa más, o un zapato, en las bodegas siempre hay lugar para un vino más”. Y, la verdad, no me caben dudas al respecto. Uno siempre va buscando el vino diferente, para conocerlo y, en muchas oportunidades, hasta no dudamos en hacer ese pequeño esfuerzo de comprar esa botella y tener la oportunidad de degustarlo más adelante. La verdad es que, para nuestro país, este winecooler es un elemento casi indispensable, ya que la temperatura de guarda de los vinos es entre 14 y 18 °C. Dejar una botella de vino a temperaturas superiores, durante periodos prolongados (más de cuatro meses) conlleva a que el vino pueda sufrir variaciones en sus cualidades organolépticas, dejándolo más rancio, avinagrado o ajerezado, con pérdida de color e, inclusive, si la temperatura excede los 30 °C, el corcho puede comenzar a “trabajar”, perdiendo líquido y comenzando un rápido proceso de oxidación del vino.

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Por supuesto que para los enófilos, en este privilegiado lugar de la casa nunca pueden faltar botellas básicas que son las que en todo momento son una ocasión para descorchar, como es el caso de un espumante o un champán. Esta botella es fundamental cuando hay que festejar algo en especial o, simplemente, si tenemos ganas de descorcharlo, o porque llegó una visita a la casa y nada mejor que recibirla con una botella de vino burbujeante.

Tampoco debería faltar un Sauvignon Blanc, un vino blanco seco que puede consumirse como aperitivo o con mariscos. El Chardonnay, un vino blanco exquisito, debe estar siempre listo para acompañar pescados, como el salmón y el surubí o, simplemente, para deleitar el paladar, mientras uno disfruta de unas empanadas de roquefort. Los vinos rosados son menos comunes, pero ideales para disfrutar en días de calor, al lado de la piscina, son realmente una excelente opción.

En cuanto a los tintos, no debemos olvidarnos del Cabernet Sauvignon, el gran “salvatore” que servimos para acompañar los asados, un Sangiovese, para acompañar pastas y el Malbec, para aquellos a los que les gusta el vino un poco más dulzón.

Apreciados lectores, ya tienen un pantallazo de “lo que no debe faltar” en una bodega casera. ¡Salud a todos! y hasta el próximo domingo.

oligayet@hotmail.com

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