Zarratea: Los patrones del P. Judicial son los políticos

La justicia tiene amarrada la cabeza desde las astas. No es ético que dos hermanos, con el cordón conectado al Ejecutivo y al Congreso, manejen el Jurado de Enjuiciamiento y el Consejo de la Magistratura. Tadeo Zarratea, que se postula a ministro de la Corte, se declara sin chance. Solo una Constituyente será capaz de rediseñar la justicia, afirma en esta entrevista. Para qué engañarse: los políticos son los que mandan.

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–Usted es de extracción liberal. El cargo que está en disputa en la Corte era de un liberal. ¿Cree que tiene posibilidades? 

–Creo que no. Admito que no estoy en los primeros lugares. No tengo suficientes cartones. Mi edad tampoco me favorece.

–¿Cuántos años? 

–Tengo 72. Me imagino que no van a querer un ministro por tres años (la edad tope es de 75). Yo creo que la edad no debería ser un impedimento. Además, ninguno de los que están creo que va a durar si se viene la Constituyente. Tendrá que haber nuevo llamado a concurso para adaptarse al nuevo diseño del Poder Judicial.

–¿Qué tipo de cartones hace falta? 

–Tengo tres títulos universitarios, pero no hice el masterado, el diplomado y esos cursos de posgrado que pesan. El concurso está diseñado para los que tienen cartones.

–¿Y la trayectoria, el prestigio, la fama de honestidad? 

–A mí por poco me aplazan en un ítem que se llama justamente honorabilidad. Competidores con severos antecedentes que son de público conocimiento resultaron ser más honorables que yo (sonríe)...

–¿Por qué le cuestionaron? 

–Fui enjuiciado (por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados) por mis fallos, nunca por hechos de corrupción. Por ejemplo, repuse en su puesto a un dirigente sindical de Itaipú y por una providencia de cuatro líneas me llevaron a proceso por espacio de cuatro años y medio, durante todo el gobierno de Cartes. Al que no le gusta una resolución del juez ya no dice: “Voy a apelar”, sino le dice: “Desgraciado, te voy a denunciar ante el Jurado...”.

–¿Estamos peor que antes, entonces? El presidente del Consejo de la Magistratura es el hermano del presidente del Jurado, los hermanos Bacchetta, muy conectados con el Ejecutivo y el Congreso... 

–Eso es peor todavía, ambos políticos. No se puede decir nada, lastimosamente. No se puede calificar de nepotismo porque los dos son cargos electivos. Ganaron por votación...

–¿Y la ética, en un poder con el prestigio por el suelo? 

–Éticamente no está bien. El Consejo y el Jurado no deberían quedar en manos de una familia; los presidentes de los dos órganos extrapoderes siendo hermanos. Se pueden producir grandes injusticias.

–Es lo que se atacó en la campaña electoral. Fue uno de los estandartes de Mario Abdo... 

–Pero ahí están, en los cargos. No es nepotismo, pero no es ético que dos hermanos ocupen sendas presidencias. De ahí se deduce que usted puede elegir acá flamantes ministros de la Corte, flamantes consejeros, pero no puede el Poder Judicial sacudir la cabeza porque está amarrada desde las astas. La piola está en el Consejo de la Magistratura y en el Jurado de Enjuiciamiento. Desde ahí es desde donde nos amenazan a todos los jueces. El Jurado (hoy en manos del senador Enrique Bacchetta) se convirtió en la práctica en el único tribunal de apelación de toda la República. Yo fui víctima hace poco. “El juez Zarratea tiene que ser procesado”, dicen y ya está. No sirve de nada lo que opine el verdadero Tribunal de Apelación, que es mi superior. Basta con lo que diga el Jurado. Por eso nosotros, los magistrados, ya sabemos a qué atenernos mientras continúe esta estructura mal diseñada por la Constituyente del 92. En la realidad, el único tribunal de apelación de toda la República que funciona en lo civil, en lo penal, ere eréa, es el Jurado, y así no se puede tener una justicia independiente.

–¿Usted no fue acaso convencional constituyente en el 92? 

–Sí, fui. Admito que nos equivocamos muy grande. Ahí nos pusimos la soga al cuello. Pido disculpas y estoy dispuesto a candidatarme a la próxima convención constituyente para corregir ese craso error, aún sin goce de sueldo. El sistema republicano exige la división neta de los poderes. No admite los enjuagues, las mezclas como hicimos en la convención del 92. No se puede admitir que en el Poder Judicial tengan injerencia los representantes de los otros dos poderes políticos. Reconozco que hemos fracasado porque mezclamos. De ahí, el Poder Judicial está amarrado, en manos de la clase política, sin independencia. Por eso urge una Constituyente para hacer los cambios. Hubo error de diseño.

–¿Esta selección para la Corte que hace ahora el Consejo no va a cambiar nada entonces? 

–No puede cambiar mientras el poder político esté encima de los magistrados. 

–¿Cómo se imagina una nueva Corte Suprema? 

–Con 15 miembros titulares y 15 suplentes.

–¿Tantos? 

–Para formar cinco salas. Los titulares deben durar 10 años con inamovilidad absoluta salvo juicio político y sin ninguna posibilidad de reelección. Los suplentes deben sustituir automáticamente a los titulares después de cinco años de pasantía ocupando el cargo de relator principal y jefe de los relatores del ministro titular. Después de la constitución del pleno por primera vez, dicho poderes designarían solamente a los ministros suplentes. Cuando estos lleguen a ser ministros titulares, cinco años después, quienes los han nombrado ya se estarían yendo del Gobierno. Así quedaría blindada la Corte Suprema y bloqueada la injerencia política.

–En el nuevo diseño, ¿permanecen el Consejo y el Jurado? 

–Por supuesto, pero subsumido en un solo órgano que podría denominarse como en España: Consejo General de la Magistratura, que se divida en salas, que una de ellas se dedique al nombramiento de los jueces y otra al juzgamiento de la conducta de los jueces.

–¿Con políticos como miembros? 

–No. El Consejo debe estar integrado por mayor cantidad de abogados y una buena cantidad de jueces. Ya no deben tener injerencia allí ni la Corte Suprema, ni el Poder Ejecutivo ni el Parlamento. Todo este diseño está contemplado en mi libro “La reforma judicial”.

–¿No es una exageración poner 15 titulares y 15 suplentes?

–El Paraguay es un país de cultura, de ideas absolutas, como dijo Roa Bastos. Aquí el pleito por dos cerdos entre vecinos llega a la Corte Suprema. El paraguayo no sabe discutir sus intereses y menos todavía sabe negociar. El paraguayo lleva todo a la justicia y siempre que se pueda apelar le va a apelar hasta la última instancia. Entonces, juicios pequeños todos llegan a la Corte. La Corte Suprema tiene que ser grande.

–Como está ahora ya es demasiado grande...

–¡No, señor! Los padres de la patria le ofrecieron al pueblo paz y justicia y hasta hoy no funciona el sistema de justicia. Lo único que nunca se puede tercerizar es la justicia, porque se tiene que ejercer en nombre del Estado y en virtud de la soberanía.

–¿Por qué pagar tanto? 

–Porque es el tercer poder del Estado y uno de los más importantes. Es el que le da estabilidad a la clase política. No va a llevar más del 5% del presupuesto. Hoy no lleva ni el 3%. Las ONG llevan más. Cuando formé parte del Ministerio de Agricultura, me llamó la atención la cantidad de dinero del Estado que se reparten las ONG...

–¿En qué concepto?

–Dicen que representan al niño pobre, al hombre golpeado, a la mujer violentada, al indígena, al minusválido, al enfermo del corazón, al tipo que usa bigote, a la mujer embarazada, nambre... Son 84 ONG que hacían vito de la plata del Estado. Entonces yo me pregunto: ¿por qué mezquinar el dinero para hacer justicia, una cosa imposible de tercerizar? Esta impunidad que campea tiene que terminar, pero de verdad, antes de que terminemos como caníbales. Por eso es sumamente grave no darle justicia a la gente. Se le niega y entonces viene la desesperación de la ciudadanía, que es a lo que estamos llegando ahora, y que esto pueda eclosionar en cualquier momento. Por eso reclamo una Constituyente, para que se revise todo el capítulo del Poder Judicial. Se tiene que rediseñar la Contraloría General, se tiene que rediseñar. Tienen que desaparecer los concejos departamentales y crear concejos con los intendentes de cada departamento.

–¿El balotaje, la reelección?

–Se tiene que establecer el balotaje, la reelección de cinco años en forma consecutiva y luego en forma alternada. La actual constitución descentraliza el Ejecutivo y el Legislativo, pero no el Poder Judicial. La administración de justicia es la clave para terminar con la impunidad y la corrupción, pero dependemos del humor del Ejecutivo y el Legislativo.

–¿Dependemos de un corajudo como este Moro que apareció en Brasil para encarcelar a Lula?

–Ni con un juez valiente se puede impartir justicia aquí. Si aparece alguien con demasiado coraje, enseguida la clase política se encarga de caerle encima. No sobrevive. 

–¿No es un handicap a su favor ser un especialista del guaraní?

–Tengo 37 años de docencia en la Facultad Eclesiástica Sagrada Teología de la Universidad Católica, pero no me sirve porque no es cátedra de Derecho, sino de lengua guaraní. De 14 libros, presenté cuatro al concurso. porque no se considera literatura, lengua guaraní ni nada de lo que es mi especialidad en nuestro idioma nativo. Tengo más escritos en guaraní que en castellano. Aquí la cultura general no cuenta, solo la erudición jurídica. Más bien se usa como excusa el guaraní para engrosar el presupuesto de ciertas salas de la Corte. No existe ni siquiera un vocabulario jurídico para preparar actas, sentencias...

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