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Santiago Leguizamón conducía en la ciudad de Pedro Juan Caballero el programa radial matutino “Puertas Abiertas” en la radio Mburucuyá, donde las críticas sobre hechos de corrupción, contrabando, narcotráfico y lavado de dinero en la zona eran constantes.
Desde aquel aciago día de abril de 1991, Santiago es recordado cada Día del Periodista, en un acto que se realiza en la escultura instalada en su honor en la calle que lleva su nombre, en el barrio Sajonia de Asunción.
El miércoles último, la viuda de Santiago, Ana María Morra, estuvo una vez más ante dicho monumento, pero esta vez fue para pedir justicia por el homicidio del comunicador Pablo Medina, otra víctima de la mafia del narcotráfico, el 16° periodista asesinado en nuestro país, acompañando la marcha de alumnos de periodismo de la Facultad de Filosofía (UNA) y de periodistas.
“Es tristísimo pero es real, en este país no hay ningún tipo de justicia, la justicia no sirve, se saben todas las cosas y nadie hace absolutamente nada, lastimosamente el poder de la plata es el que manda y dirige este país. Y así nos va, cada vez peor”, expresó Ana María, quien acudió al lugar acompañada de su hijo Dante, quien tenía 13 años de edad cuando mataron a su marido.
El citado vástago de la pareja también cuestionó la impunidad existente en el Paraguay.
Ana María, madre de cuatro hijos de Santiago, el menor de ellos tenía tan solo 1 año cuando ocurrió la tragedia, lamentó que no haya un solo condenado por el asesinato de su esposo y se mostró escéptica respecto al destino del proceso abierto por el asesinato de Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada.
“No sé si va a haber justicia en el caso de Pablo, tampoco sé si pondrán chivos expiatorios, no sé. En el caso de Santiago evidentemente no hay ni va a haber nunca”, expresó.
No obstante su decepción hacia las autoridades, Ana María no claudicará en su lucha, afirma. Para ella, la célebre frase que Leguizamón expresó en respuesta a las amenazas que había recibido, “prefiero la muerte física a la ética”, está más vigente que nunca.
“Eso fue su ley, es nuestra ley y seguimos intentando, poniendo un granito de arena para ver si las cosas puedan algún día cambiar, solo que la esperanza cada vez se disipa más”, acotó.
Asimismo, exhortó a los jóvenes a no corromperse. “Ojalá sigan siempre con la ética como ley, como norma, que no se vendan por unos pesos”, indicó.
Finalmente, lamentó que la gran mayoría de la gente se conforme con expresar su indignación únicamente a través de las redes sociales y no lo hagan también acompañando masivamente las distintas movilizaciones ciudadanas que se realizan en estos días para reclamar justicia.