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Morínigo indicó que, al ser los expresidentes senadores vitalicios, automáticamente se evitaba que pudieran volver al cargo que ya ocuparon, lo cual era el objetivo principal, debido a la reciente experiencia de la dictadura stronista.
La otra cuestión que se quería con la senaduría vitalicia era que una persona que había sido presidente de la República pudiese aportar su experiencia y sus conocimientos sobre la administración del gobierno.
Igualmente, el hecho de que un senador vitalicio tenga voz pero no voto en el Congreso indicaba claramente que querían que aporte esa experiencia pero evitando que pudiera asumir un rol más determinante para que su influencia no se tradujera después en resultados negativos para el sistema democrático.
Morínigo recordó que la experiencia con el régimen de Alfredo Stroessner fue que se llegó a cambiar la Constitución vigente para permitir la reelección indefinida.
Destacó que el motivo para no darle la condición de senador activo era evitar que utilizase esa espacio de poder para impulsar un proceso que derivase en la posibilidad de ser reelecto posteriormente en el cago de presidente.
El excostituyente dijo que, en aquel momento, se consideró una salida razonable para que un expresidente pudiese seguir aportando su experiencia en el manejo de la administración pública pero sin darle la posibilidad o facilitarle un camino a la reelección, debido a la nefasta experiencia que tanto daño hizo al país con el stronismo.
Indicó que ahora persisten algunas prácticas que no se terminaron con la caída del dictador sino que es una cultura que persiste en la sociedad paraguaya.
Morínigo dijo que, a la distancia, consideraba que aquella previsión contra la reelección fue acertada. No obstante, señaló que debe haber una discusión racional en torno a la democracia y que la experiencia nos dice que esta democracia es una derivación negativa por la cual pasamos de una “partidocracia” a una “farandulocracia”.
Lamentó que, en vez de que se profundice la democratización de los partidos políticos, fuimos hacia una plutocracia, donde los que tienen más dinero cuentan con más posibilidades de ganar cargos electivos. El exconstituyente indicó que estamos avanzando mal y llegó el momento de analizar a dónde nos lleva este sistema.
Señaló que un gran problema son los partidos políticos que no se han renovado ni adaptado a las necesidades ciudadanas. Apuntó que muchas cosas cambiaron, como el rol de las FF.AA. y las instituciones públicas, pero los partidos conservan la estructura y las prácticas de la dictadura, lo cual los vuelve obsoletos para estos tiempos.
Indicó que debe haber una renovación que vendrá con una participación más decidida de la ciudadanía en los asuntos públicos.