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SANTIAGO DE CHILE (Reuters). La percepción sobre el nivel de corrupción en América Latina y el Caribe aumentó durante el año pasado, reveló ayer una encuesta elaborada por Transparencia Internacional que destacó que casi una tercera parte de los usuarios de servicios públicos tuvo que pagar sobornos. El 62 por ciento de los encuestados indicó que la corrupción aumentó, con los más altos índices en Venezuela, Chile, Perú y Brasil, donde en el 2016 altos funcionarios de los gobiernos y líderes empresariales se vieron involucrados en escándalos de sobornos, malversación y tráfico de influencias, entre otros. Según el Barómetro Global de la Corrupción, elaborado mediante 22.302 encuestas presenciales entre mayo y diciembre de 2016, en 17 de los 20 países estudiados se impuso la percepción de que la corrupción aumentó, mientras que sólo un 10 por ciento cree que disminuyó y un 25 por ciento dijo que no hubo cambios. “La gente de Latinoamérica y el Caribe está siendo decepcionada por sus gobiernos, su clase política y los líderes del sector privado. El caso ‘Lavado de Autos’ (en Brasil), que ha tenido un tremendo impacto en la región, demuestra que la corrupción está ampliamente extendida”, dijo el presidente de Transparencia Internacional, José Ugaz, citado en un comunicado.
Caso Paraguay
En lo referente a los grupos de poder, casi la mitad (47 por ciento) señaló a policías y políticos como los más corruptos, seguidos por funcionarios de gobiernos locales, dependientes del presidente o del primer ministro y jueces o magistrados, destacó el informe. El 73 por ciento de los venezolanos aseguró que la mayoría o todos sus efectivos policiales son corruptos; mientras que en el caso de los representantes electos, el país con peor imagen es Paraguay (69%), seguido por Perú (64%) y Chile (62%). En ambos ítems destacaron las cifras de Uruguay, donde apenas una de cada cinco personas considera corrupta a su policía y a sus políticos.
Sobornos
El estudio también indagó sobre la experiencia personal de corrupción de los encuestados, preguntándoles si tuvieron que pagar algún soborno en sus gestiones. Al menos de un tercio de los ciudadanos pagó un soborno, dio un regalo o tuvo que hacer un favor a un funcionario (público).