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El dueño de la carga era el mexicano José Salazar, que estuvo procesado pero fue rápidamente desvinculado.
La investigación permitió llegar al paraguayo Audelio Toledo, quien en declaraciones a ABC Cardinal dijo que él vendió oro puro, que sacó en una zona del departamento de Guairá.
Sin embargo, el resultado del análisis hecho por técnicos del INTN revelan que los lingotes casi nada tienen de oro. Por eso se sospecha que la carga habría sido sustituida. Esta hipótesis es fortalecida con las declaraciones de la fiscala Carmen Gubetich, quien fue la tercera fiscala que intervino en el caso.
Sin embargo, para el empresario Belga Marc André Didier, los lingotes nunca fueron de oro y que eso lo puede saber la persona que conoce de metal a simple vista.
Toledo, por su lado, deja a entender que el fiscal Aldo Cantero y el entonces fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, están involucrados en el caso.