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“Me apena comprobar que las inundaciones, las sequías y los incendios se están agravando; que las naciones insulares desaparecerán y que innumerables especies se extinguirán”, resaltó.
Recordó el llamado que hizo el papa Francisco y otros líderes religiosos sobre la responsabilidad moral de todos de actuar de manera solidaria con los pobres y los más vulnerables, quienes “son los que menos han hecho para provocar el cambio climático” y, sin embargo, serán los primeros en sufrir con mayor intensidad sus efectos.
Ban Ki-moon dijo que “el cambio climático no tiene pasaporte” y que las emisiones en cualquier lugar contribuyen al problema en todo el mundo.
“La estabilidad económica y la seguridad de las naciones están amenazadas. Solo por medio de las NN.UU. podremos responder de manera colectiva a esta cuestión mundial por antonomasia”, resaltó.
Explicó que el reto mundial es reducir lo más rápido posible las emisiones de GEI a fin de mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de dos grados Celsius. Si no se toman las acciones, la temperatura media mundial podría aumentar a casi cuatro grados, con secuelas de deshielo de los glaciares y aumento de fenómenos naturales.