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“Ante la confirmación del cierre, lo único que pude pensar fue salir a la calle para entonar el Himno Nacional. Era la única forma de exteriorizar la frustración que sentía. Por lo menos entonando ‘Ni opresores ni siervos alientan/ donde reinan unión e igualdad’ me podría sentir algo aliviado”, recordó.
“Cantamos con una rabia que casi gritábamos. La emoción me hizo derramar unas lágrimas, pero me consolaba una convicción, de que el llanto era propio de velorios y que ABC no iba a morir y que se estaba poniendo a prueba para volver con más fuerza, expresó. Había una indignación colectiva. Los gritos de la gente solidarizándose me llenaron de orgullo. Un muchacho corrió al lado del vehículo policial y gritó: “¡ABC, Paraguay está contigo, adelante!”, indicó. Le soltaron a las 10:00 del día siguiente.