Justicia es cómplice de diputado que pidió amordazar a joven madre

En el Día Mundial de la Libertad de Expresión, la ciudadana Claudia Silvero no puede hablar para defenderse porque la justicia le colocó un bozal jurídico para proteger la investidura del diputado Antonio Buzarquis. Empiezan a salir a luz más detalles del verdadero trasfondo de una historia que tiene como cómplices al Poder Judicial, a la Fiscalía y a la misma Policía.

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Claudia Silvero y Antonio Buzarquis iniciaron una relación tres años atrás. Ambos, oriundos de Coronel Oviedo, se enamoraron y empezaron un noviazgo al margen de la relación formal que tenía el entonces gobernador de Caaguazú. Según algunos amigos en común de la pareja, el político estaba separado en aquel entonces de su pareja ante la ley, e incluso vivían en casas separadas.

Todo iba bien hasta que hace 14 meses Claudia Silvero se embarazó. Las presiones para no seguir adelante fueron impresionantes, según cuenta el entorno, a tal punto que hubo hasta vigilancia policial en las inmediaciones de la casita de Coronel Oviedo. Ella se mantuvo, siguió como siempre, vendiendo joyas en su moto para mantener a su familia y pese al embarazo complicado que le obligó a pasar mucho tiempo en cama, un hermoso niño nació el 11 de noviembre del año pasado, el mismo día del cumpleaños del parlamentario.

A partir de allí las presiones familiares sobre el diputado habrían ido en aumento, a tal punto que ambos decidieron que ella salga de Oviedo para aflojar las tensiones. Hace tres meses, Claudia, sus dos hijos de una pareja anterior y el bebé salieron de la capital de Caaguazú y fueron a vivir en Villarrica.

Un día antes

El entorno de la joven asegura que en todo ese tiempo ella no fue abandonada por él. Las necesidades siempre estaban cubiertas, tanto en leche como en pañales, para que nada le faltara al niño. Cuentan además que la madre del parlamentario, una política liberal candidata a concejal en Coronel Oviedo, era una de las presiones más importantes con la que tenía que lidiar la pareja.

Lo que Claudia nunca advirtió es que el parlamentario hace cuestión de dos meses empezó a preparar el camino para este desenlace final. Dejó de atenderle en el número de celular registrado a su nombre, ya no contestaba mensajes.

Hoy día, una de las pruebas que piden los abogados que representan a Buzarquis son el cruce de llamadas entre ambos celulares como supuesta demostración de que la joven lo hostigaba y él no atendía.

La noche antes de que ella fuera citada ante la justicia, ambos estuvieron hablando como cualquier pareja por teléfono. Para ese entonces el diputado ya había ido a declarar ante la justicia y la demanda se encontraba en curso.

Los mensajes

La defensa de Silvero pedirá los extractos de mensajes, que serían mucho más comprometedores, entre ambos. Según adelanta el entorno, se comprobará de qué manera hubo presiones para el aborto y que después, una vez nacido el niño, el parlamentario asumió la paternidad ante la mujer. También aportarían información sobre la relación que tuvieron hasta el día en que ella quedó notificada de la demanda.

Claudia Silvero se maneja en una motito desvencijada por Villarrica; modesta, es la columna de su pequeña familia, ya que tiene otros dos niños. Con esa misma moto la veían por Oviedo, vendiendo joyas a domicilio.

Sin embargo, Antonio Buzarquis la acusa de haberlo extorsionado con más de G. 100 millones, suma que supuestamente su sobrino (un asesor a sueldo del Parlamento y que hace oficina en Paraguarí) entregó a Silvero el año pasado en Villarrica. Lo que dice Buzarquis no coincide con la realidad.

Claudia Silvero vivió todo su embarazo en Oviedo, junto a su familia; no estaba en Villarrica. Recién pasaron tres meses desde que cambió de domicilio a un pequeño departamento de la capital guaireña.

En la demanda iniciada por Buzarquis con patrocinio del abogado Elio Gómez se afirma que el diputado sacó un préstamo de la Caja de Jubilaciones del Parlamento por valor de más de G. 100 millones. El dinero, dice el parlamentario, se usó para pagar a su hermano Salyn una deuda por un dinero que le entregó a Claudia en concepto de “distanciamiento” (documento fue agregado al expediente). La firma que obra en este recibo difiere en trazos de la firma con la que la joven madre firmó sus notificaciones. Intentamos una vez más entrevistar a Claudia Silvero y a su abogado Efraín Samudio. Ambos se negaron a hacer manifestaciones argumentando la prohibición judicial de hablar sobre el tema.

Hoy, 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Expresión, una ciudadana paraguaya tiene un bozal jurídico que le fue puesto por la propia justicia para hablar con respecto al caso. Y su testimonio es el único que puede salvarla de terminar condenada. Hasta el momento ni la justicia se ha pronunciado con respecto al tema de que un juez suspendido no solo ya ha prejuzgado sino además se ha unido a este conciliábulo para arrinconar a una mujer y callarla.

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