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La huelga general de 1958 constituyó un enfrentamiento decisivo entre el gobierno de Alfredo Stroessner, que se encontraba en franco proceso de consolidación, y el movimiento obrero, cuya expresión orgánica más acabada era la CPT, la única central sindical de entonces.
La CPT nucleó a trabajadores de todas las corrientes políticas y doctrinarias. Aunque existía fuerte influencia de militantes del Partido Comunista Paraguayo, del Partido Revolucionario Febrerista y activistas social-cristianos, tenían un peso predominante algunas fracciones del Partido Colorado.