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Será mañana martes, a las 9:00, en el salón auditorio de la Corte Suprema de Justicia. En la ocasión se presentará un libro titulado “A 40 años del Cóndor”, trabajo compilado y publicado por el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos (IPPDH) del Mercosur, por mandato de la Comisión de Memoria, Verdad y Justicia de la Reunión de Altas Autoridades en Derechos Humanos del Mercosur (RAADH).
El Plan Cóndor es el ejemplo perfecto de coordinación regional para la perpetración de graves violaciones de los derechos humanos en América del Sur que se gesta oficialmente un 25 de noviembre, hace cuarenta años, convocada por las dictaduras militares del Cono Sur.
Cuatro décadas después, la región se encuentra en un proceso de memoria, verdad, justicia y reparación. Esa situación, señalan los impulsores del libro, permite mirar el futuro de la región con otro enfoque, la integración regional con derechos humanos.
“Si hubo un Plan Cóndor, ahora hay un proceso anti-Cóndor”, explica el secretario ejecutivo del IPPDH, Pablo Abrao. Asegura que el libro implicó el desarrollo de una metodología participativa de todos los Estados de la región. “El trabajo busca visibilizar a las víctimas y nos permite conocer sus historias. También realiza un mapeo geográfico donde se ejecutó el Plan Cóndor. En estos lugares, las víctimas tenían tres destinos: la eliminación (por asesinato o desaparición forzada), la legalización (puesto a disposición del Poder Judicial) o la libertad”, dijo.
Manifestó que en esos procesos los verdugos utilizaron mecanismos de deshumanización, tales como el cambio de nombres, de apellidos o números, la tortura, la privación de contactos con el exterior o la visión, la mala nutrición, las condiciones climáticas extremas. Con todo eso, sumado al clima de terror, intentaron privar a los prisioneros de su identidad política, social y subjetiva.
Los autores del libro son representantes de los Estados de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
Mansión Freddy
Por otro lado, el polémico activista Martín Almada solicitó, nota mediante, al intendente electo de Asunción, Mario Ferreiro, que disponga la suspensión de la demolición de la llamada “mansión Freddy” de Alfredo Stroessner Mora, construcción que considera un símbolo de la impunidad.