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El general (SR) Édgar Montiel relató que el 9 de julio, un día antes de morir su hijo: el subteniente de Caballería Édgar Montiel Gamarra (23 años) fue convocado para prestar servicio en la FTC. Nadie sabe quién lo convocó.
Cuando el joven militar llegó al cruce de Yby Yaú y Ruta 5, fue chocado de frente por un conductor identificado como Alfredo Ramón Silva Olmedo –con antecedentes por abigeo–, quien “se retiró como si nada”. Quedó tirado, moribundo sobre la ruta, momento en que una mujer de nombre Fabiola Tamara Acosta, también con antecedentes por hurto, le robó todas sus pertenencias incluida un arma que adquirió, denunció ayer su padre. Resaltó que mucha gente fue testigo pero nadie intervino.
Montiel no murió en forma instantánea. A 40 minutos de estar en el suelo, dialogó con un suboficial de apellido Franco, a quien le contó que un policía le sacó un reloj.
Amenaza de muerte
Cuando el general retirado y su esposa comenzaron a investigar el hecho, empezaron a llegar las amenazas. “No fue ningún accidente, porque recibimos amenazas, le amenazaron también a mi abogado”, recalcó.
Indicó que recurrieron a un comisario de Yby Yaú, para pedirle iniciar la investigación, pero solo recibieron respuestas negativas.
El general Montiel contó que ni el fiscal Álvaro Rojas Almirón ni los policías de Yby Yaú investigaron el caso, porque tras la muerte del joven no buscaron el arma, se llegó a usar la tarjeta de cobro de salario posteriormente y no pidieron informe, tampoco solicitaron las filmaciones de los locales cercanos.
“Tres tiros”
Eli Gamarra, madre del militar, denunció que el caso de su hijo fue caratulado como “muerte de un sicario” por el fiscal solo porque tenía una moto y un arma costosa. La mujer desmintió el hecho y aseguró tener todos los documentos de la compra de dichos artículos.
“Hacemos los trabajos de los fiscales y los policías, pero ellos ni bola nos dan, se cubren toditos. Y asumo y me responsabilizo a decir que esto no fue un accidente como ellos hicieron creer. Y sí voy a seguir hablando y voy a seguir investigando, nombre y apellido voy a dar también. Y si, como me mandaron a decir que me van a dar de 3 tiros a 10 tiros, si es que continuo con este caso, acepto sus tiros, total ya tengo un panteón”, sentenció la mujer al tiempo de asegurar que no va a parar hasta hacer justicia por su hijo. Las amenazas de muerte comenzaron a llegar cinco días después del fallecimiento del militar y pese a ello, los padres aseguraron que continuarán.