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Minutos después sonó nuevamente el teléfono y la pequeña, quien entonces todavía no dio detalles a su padre sobre la llamada anterior, dijo que no quería contestar, por lo que nuestro compañero de tareas lo hizo, pero la persona del otro lado cortó sin pronunciar palabra.
Alrededor de una hora después, un desconocido llamó a la casa de su suegra (a media cuadra de la vivienda del periodista) y una voz masculina dijo que ya secuestraron a su hija Rosana (esposa de Higinio), luego le manifestó que no se preocupara porque ellos son policías.
Seguidamente, la señora fue llorando hasta la casa del periodista y explicó lo sucedido. Agregó que el hombre que le llamó incluso le pasó el teléfono con una mujer que se hizo pasar por su hija Rosana y le pidió que le ayudara.
Mientras todavía se encontraban incómodos por las dos llamadas, el o los desconocidos volvieron a llamar a la casa de Higinio, quien atendió el teléfono y el hombre del otro lado le refirió que no corte y que le escuche atentamente, para luego advertirle que una persona de su familia será secuestrada.
El caso fue inmediatamente denunciado ante la comisaría local y se pidió protección policial. Esto sucede después de que este diario publicara hechos de posibles robos o contrabando de combustibles en San Antonio.