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En medio de disputas por la construcción de un nuevo puente sobre el río Paraná, el lunes 22 de abril de 1996 el entonces primer presidente civil del Paraguay tras la dictadura, Juan Carlos Wasmosy (ANR), convocó al Gral. Lino Oviedo para comunicarle su pase a retiro.
El militar desoyó la orden, se atrincheró en su cuartel y amenazó con hacer un golpe de Estado a menos que el mandatario renunciara.
Instalada la crisis, miles de personas, principalmente jóvenes universitarios, celosos protectores de la novel democracia paraguaya, salieron a la calles para proteger el estado de derecho.
La posible designación de Oviedo como ministro de Defensa enervó los ánimos y ni la torrencial lluvia de la noche del 24 amilanó la voluntad juvenil por defender la democracia, dice el libro “El ocaso del jinete”.
Otras crónicas señalan que ante tal posibilidad los manifestantes que copaban plazas del centro, frente al Congreso y que incluso llegaron hasta el Palacio de Gobierno, pedían tanto cárcel para Oviedo como la renuncia de Wasmosy.
Finalmente, cerca del mediodía del 25 de abril, Wasmosy, invocando el clamor popular, dejó sin efecto la designación de Oviedo como ministro de Defensa.
Los jóvenes fueron protagonistas centrales de los acontecimientos del 22 al 25 de abril de 1996, con su vigilia permanente ante el Congreso y sus manifestaciones frente al Palacio.
Muchos de estos fueron los que protagonizaron el Marzo Paraguayo de 1999, ocurrido tras la condena de Oviedo por la intentona y el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña.