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–La pregunta que todos se hacen es: ¿vamos a volver a la fase cero?
–Estamos en una etapa de flexibilización que va en relación al número de casos que existen en el país. Ese número de casos se observa principalmente en gente que viene del extranjero y que está en albergues.
–Los colectivos se llenan de nuevo, se olvidan los protocolos, en Pedro Juan no atajan la circulación ni con trincheras ni con alambres, Ciudad del Este preocupa...
–Hemos asistido en los últimos dos o tres días en un incremento en el número de casos que pueden poner en riesgo a la comunidad.
–Los casos “sin nexo” como le llaman...
–Exactamente. Entonces, si eso llegara a ser importante. Es decir, si el número de casos de la comunidad se incrementa, entonces valdría la pena hacer un retroceso de las medidas de flexibilización. Eso ha ocurrido en otros países. El retroceso no significa que tenga que ser general. Puede ser geográfico: Ciudad del Este, Pedro Juan, Encarnación, por decir. Si ellos tienen ese incremento en forma, digamos violenta, hay que volver a retroceder.
–¿Qué es “sin nexo.” Mucha gente no sabe...
–Son los casos positivos en personas que no tuvieron contacto con alguien que estuvo en el extranjero y que circulan normalmente.
–Qué supone que son...
–Y eso supone que el virus está en la comunidad...
–¿Es cierto que el virus nunca crece exponencialmente?
–No. El virus lo que puede hacer es crecer exponencialmente en el número de afectados, y eso depende del índice de transmisión. Cuando la transmisión de una enfermedad viral está arriba de uno y se aproxima a cuatro o a cinco, ese crecimiento sin ninguna duda es un crecimiento no controlado y puede ser exponencial. Las medidas de distanciamiento social y las medidas de aislamiento logran revertir esa capacidad de transmisión de tal manera que una persona enferma contagia a uno o menos de uno y eso disminuye la frecuencia de las infecciones virales.
–¿Es cierto que el desarrollo de la epidemia sigue una tendencia independiente a las medidas que se toman?
–La evolución depende de las medidas que se toman en cada país. El objetivo de la cuarentena es enlentecer el pico de la epidemia, que se produzcan los mismos casos pero que no se produzcan todos los casos al mismo tiempo. Entonces, el sistema de salud tiene que ser capaz de responder a la demanda de la ciudadanía. Por eso es fundamental una cuarentena. El distanciamiento social es clave, el uso de tapabocas también. Disminuye la absorción de virus de la gente que parece estar sana cuando transmite la infección. Por eso el uso de tapabocas está recomendado.
–El frío intenso que se viene, ¿puede aumentar los casos?
–El frío es un aliciente para el virus debido a que está habituado a temperaturas menores a las que normalmente se observa en el Paraguay, es decir, temperaturas por debajo de 20 grados. Son muy permisivas en virus. Tenemos que esperar cómo transcurren los meses de junio, julio, tal vez agosto, para ver exactamente el comportamiento del virus...
–Algunos entendidos cuestionan la eficacia de la cuarentena. Dicen que es un arma medieval, desactualizada y que con el distanciamiento y tapabocas es suficiente.
–La cuarentena es una medida que muchos países como el nuestro han adoptado para ganar tiempo y poner en condiciones el sistema de salud en el caso de que la explosión de los casos lo requieran. Sin embargo, en nuestro país, ese tiempo no fue aprovechado en la mejor de las formas. La prueba es que la provisión de insumos para las personas que tienen que asistir a los enfermos no están disponibles actualmente. Eso es algo que puede impactar muy fuerte si se multiplican los casos.
–Paraguay llama la atención en el exterior. ¿Por qué hay todavía pocos casos?
–El Paraguay tiene su característica. Su condición geográfica mediterránea, el poco intercambio con gente del extranjero ayuda bastante. Tiene la ventaja de que se puede producir un bloqueo en los albergues de la gente extranjera o la que viene del exterior. Por eso hay poca detección en la comunidad. Los albergues permiten disminuir la frecuencia de infecciones en la comunidad. Los resultados, sin ninguna duda tienen que ver también con las medidas que se adoptaron, la cuarentena, las medidas de distanciamiento. Eso influyó positivamente en la génesis de la lucha contra la enfermedad. Tenemos que esperar. Aquí se evitó el colapso. Lo peor podríamos verlo de aquí a dos meses.
–Desde hace dos meses se anuncia que se viene lo peor...
–Lo que pasa es que desde el punto de vista epidemiológico uno espera lo peor, hace el cálculo de lo peor esperando lo mejor. Entonces, desde el punto de vista epidemiológico, lo peor puede verse en los siguientes dos meses. Lo mejor puede ser que sigamos así como estamos. Las medidas de flexibilización deben continuar en la medida en que los casos se reproduzcan poco. Así vamos a seguir hasta julio y agosto.
–¿Cuál es su opinión sobre estos albergues tan polémicos? Vienen sanos del exterior y se contagian en los albergues...
–Los albergues deberían ser direccionados de la siguiente forma. Deben estar ingresados los que son positivos. Ellos no deben estar en contacto con la gente que es negativa. Un albergue donde están todos mezclados y confundidos no funciona. Eso no es sano. No debería ser así.
–¿Cómo determinar si uno es positivo o negativo si llegan todos juntos?
–Por eso se hace una muestra al llegar y después, a los cinco o 10 días.
–Acá se los obliga a todos a ir a los albergues...
–Y sí, pero entonces a todos los que ingresan se les hace una muestra: los que son positivos van a un lado y los negativos a otro lado. A las 24 horas ya se puede tener el resultado.
– Ese proceso de reintegración a la actividad laboral, la vuelta a clase ¿está bien dirigido?
–Están correctamente dirigidos pero debe tenerse en cuenta que en cualquier momento puede haber un retraso y un marcha atrás...
–¿Cómo ve la amenaza brasilera? Segundo en el mundo, con más de 26 mil contagios en un día, el viernes, más de 26 mil muertos...
–La insensatez brasilera en algún momento tenía que pagar su precio. Lo que el Paraguay puede hacer es mantener cerradas sus fronteras. Es lo único que le salvaría...
–¿Y Argentina?
–La Argentina está siguiendo un buen ritmo. Ha tenido un incremento que se atribuye a una mayor detección de casos. Están adoptando unas medidas que son muy buenas. Paraguay experimenta lo que sucede en Chile y Argentina 6 a 8 semanas después.
–Un médico dijo que la epidemia del dengue también pudo haber neutralizado el virus. ¿Es posible?
–Si hubiera neutralizado, el Brasil hubiera estado sin casos. No tiene ninguna relación.
–¿Tienen que prohibirse todavía las actividades deportivas?
–Tiene que seguir así. Hay que evitar todo riesgo. No estamos en condiciones de aflojar.
–¿Y las Iglesias?
–Las Iglesias pueden funcionar pero en un régimen restringido, con personas separadas dos metros y los demás protocolos de seguridad.
–¿No es exagerado lo que dijo un médico esta semana, de que Ciudad del Este puede convertirse en una “nueva Wuhan”?
–Ciudad del Este tiene alto riesgo, como toda la frontera, como el caso de Pedro Juan Caballero, Capitán Bado... Son ciudades que expresan lo que tiene la ciudad de enfrente. Las personas que van circulando tienen el mismo riesgo que las personas que no están circulando. Eso es importante a tener en cuenta.
–¿Cuál es su opinión sobre todas estas irregularidades denunciadas por la compra de suministros para la pandemia?
–La observación sobre la compra de tapabocas y de insumos médicos y la corrupción que rodea a todo eso, es algo que llama la atención del público pero no de la gente responsable que conoce el caso. Lo que pasa desgraciadamente es que la gente que administra el dinero público es gente que no tiene antecedentes de honestidad. Es algo que se ve, que se tenía que dar. Entonces, de eso son responsables todos, todas las autoridades.
–Ellos dicen que desprolijidades como esta se produce en todo el mundo con compras urgentes que se hacen por una situación extraordinaria...
–La situaciones extraordinarias siempre se van a dar pero la forma en que se dio aquí es una cuestión donde se ve el elemento de corrupción desde la A hasta la Z. Entonces, no pueden salir a decir que eso es algo que no estaba planteado.
–El tema de los adultos mayores. ¿Por qué tanta advertencia, tanta protección y hasta discriminación, si a partir de cierta edad es natural que se corra riesgo de morir de cualquier enfermedad?
–Sin ninguna duda, la mortalidad en la gente mayor es más importante ante cualquier amenaza pero nunca hemos tenido una amenaza tan cierta en la comunidad de adultos mayores que produzca una muerte así en forma inmediata, y si podemos evitar eso, es importante, lógicamente es mejor prevenirlo.