Políticas de educación familiar

El artículo 75 de la Constitución Nacional dice que “la educación es responsabilidad de la sociedad. En particular recae en la familia, el municipio y el Estado”.

Cargando...

Este artículo no ha tenido suerte; parece que desde 1992 no ha impresionado a nuestros políticos y legisladores. Es demasiado pobre lo legislado sobre él para cumplir lo que exige. Es trascendente y vitalmente necesario hacerlo realidad para el desarrollo y calidad de nuestra vida familiar, social, cultural, profesional, política, económica, espiritual y religiosa. La carencia de leyes que lo regulen impide su ejecución orgánica, cívica y solidaria

¿Qué significa para los ciudadanos que la educación es responsabilidad de la sociedad? ¿A qué nos obliga el imperativo constitucional a todos los socios de esta sociedad? ¿En qué se traduce la responsabilidad que recae particularmente en la familia? ¿Cómo se entiende la responsabilidad que tienen los municipios en educación? ¿Qué derechos les da la Constitución y a qué les obliga? Y aunque el Estado en sentido estricto está más organizado mediante el Ministerio de Educación y Cultura y sus servicios en el sistema educativo nacional. ¿Acaso está todo organizado? Faltan políticas y leyes fundamentales para el sistema educativo, para la educación familiar, para la educación en los municipios y para ejercer la responsabilidad como miembros de la sociedad responsable de la educación.

Ya en 1977, reunidos en Bonn los países de la Comunidad Europea, al concluir su análisis sobre el rol de la familia dijeron: “La familia es insustituible; el Estado debe ayudarle más para que cumpla su labor educadora con sus hijos”. Si entonces y en Europa era insustituible y, consecuentemente, era necesario ayudarle desde el Estado, hoy y en Paraguay, por múltiples razones, lo es mucho más.

Algo más del 30% de los adolescentes acaban el bachillerato, lo que significa el equivalente de madres y padres que sufren la grave frustración de resignarse porque sus hijos ven truncado su futuro académico y laboral, ya que hoy y más aún en el futuro es imposible encontrar trabajo sin el bachillerato o equivalente, como ser técnico profesional de nivel medio. Las causas de tanta deserción en la Educación Media radican principalmente en la insuficiente economía de las familias.

Sigue siendo alto el porcentaje de pobres y pobres absolutos, y dada la dinámica del sistema económico-laboral vigente, es de temer que siga creciendo el número de jóvenes de madres y padres que tienen que emigrar en condiciones deprimentes, sin competencias y conocimientos básicos, para aspirar a subsistir con mayor esperanza.

Pero aún las familias sin emigrantes, de clases trabajadoras y clase media baja, e incluso clase media, no encuentran las instituciones ni los recursos necesarios para lograr una educación de calidad, ni ellas mismas pueden ofrecer la debida educación familiar a sus hijos porque para sobrevivir dedican demasiadas horas al trabajo fuera del hogar con imposibilidad de atender adecuadamente a sus hijos.

Como Estado y sociedad nos sale demasiado cara la deficiente educación familiar, porque es sobre todo en los primeros años de la vida donde nos jugamos el ser y las potencialidades más importantes de toda persona, y en los sucesivos años de la pubertad, adolescencia y juventud donde se recorre el itinerario para la progresiva maduración afectiva, social, cognitiva, productiva y trascendente de los hijos. La escuela y colegio nunca podrán suplir la educación familiar, podrán complementarla, pero jamás lograrán la maravillosa conjunción de naturaleza y cultura que la familia logra en el clima incomparable del amor y el contexto familiar.

El Estado está obligado a desarrollar políticas de apoyo a la educación familiar: políticas de equidad, políticas eficientes de protección real frente a los destructores de niños, adolescentes y jóvenes como los criminales de las drogas que destruyen sus cerebros; políticas de servicios de información, comunicación y orientación para padres, políticas de seguridad, políticas para bilingüismo pertinente en familia, políticas de sanitación parasitaria de los hijos, políticas de promoción de lectura en el hogar, políticas de protección a la maternidad y crianza primaria, etc.

El Estado puede apoyar y trabajar conjuntamente con asociaciones familiares (sociedad política y sociedad civil) para que juntos revitalicen la educación familiar y cooperen para el bien común.

jmonterotirado@gmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...