Negras nubes en el horizonte

La gran cantidad de delincuentes brasileños que hallan guarida en esta ciudad es una bomba de tiempo que en cualquier momento puede transformar esta frontera en un verdadero campo de batalla en pos del dominio de miles de hectáreas de marihuana existentes en la zona y del corredor de la cocaína boliviana, peruana y colombiana.

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A pesar de que es un secreto a voces la existencia de centenares de integrantes del Primer Comando da Capital (PCC) y del Comando Vermelho (CV) en la zona, que en cualquier momento pueden medir sus fuerzas con potentes armas de guerra, nadie, ninguna autoridad local y mucho menos nacional ha movido un dedo para que estas bandas de delincuentes sean localizadas, combatidas y eliminadas de esta zona de frontera.

Estos delincuentes, gracias al dinero del narcotráfico, han comprado las conciencias de autoridades de todos los estamentos y se dan el lujo y la prepotencia de circular libremente.

Una fuerte versión surgida del submundo del hampa habla de una inminente guerra de facciones, que se iniciaría apenas se dé la extradición al Brasil del capo mafioso Jarvis Chimenes Pavão que hasta ahora, a pesar de estar encerrado, es la “autoridad” que mantiene en balance a las bandas rivales.

La incertidumbre de lo que podrá pasar tras la extradición de Chimenes Pavão es realmente preocupante. El enorme interés por el dominio de esta frontera seca y por la que las dos poderosas bandas brasileñas del narcotráfico están dispuestas a batirse en guerra está en los millones de dólares.

La población honesta del Amambay ve con preocupación esta grave situación, y es aún más el agobio cuando constatamos que nuestras autoridades, que deberían combatir a estos indeseables delincuentes, se codean diariamente con ellos a cambio de generosas dádivas.

Es inaceptable que en época de elecciones numerosos políticos de todos los colores, sin rubor alguno, buscan a personajes ligados a los narcos para solventar campañas políticas y luego convertirse en simples marionetas de los narcos.

Es hora de que nuestras autoridades se decidan a iniciar una verdadera guerra frontal contra las bandas de delincuentes brasileños que tienen cautivas a las poblaciones de nuestras ciudades fronterizas.

De no hacerlo, este cáncer se propagará y crecerá no solo en las ciudades fronterizas, sino que se expandirá a todo el país.

candido@abc.com.py

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