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Teniendo en cuenta la gravedad del hecho y viendo cómo quedó el móvil, nadie podría suponer que el chofer y sus acompañantes pudieran salir con vida. El móvil del BNF quedó destrozado por los balazos, pero el conductor del vehículo acribillado solo recibió un impacto de proyectil en una de sus manos.
Hubo persecuciones a los supuestos autores del asalto, allanamientos infructuosos, detenciones de sospechosos etc., pero la persona que llevó el dinero desapareció como por arte de magia.
El martes último ocurrió un hecho muy similar en San José de los Arroyos. Un grupo de malvivientes, con el libreto calcado, asaltaron un transportador de caudales de la empresa Guardián SA, que llevaba 640.000 dólares y 600.000 reales.
Hubo una lluvia de disparos con armas de grueso calibre contra el vehículo blindado y la patrullera policial que escoltaba el rodado de la firma. El “grupo comando” integrado por 18 hombres –según datos brindados por la Policía– abrió fuego contra los móviles y estalló una bomba en la puerta de la camioneta, pero solo un efectivo fue herido en la pierna y el chofer del transportador tuvo un corte en una de sus manos.
Todo igual: el mismo libreto, similar modus operandi, a lo mejor la misma cantidad de disparos efectuados y víctimas con heridas leves. La sospecha de que se trataría de un autogolpe con complicidad policial también es la misma.
El fiscal Osvaldo García, quien investiga el asalto en San José de los Arroyos, tiene la responsabilidad de romper con este libreto. Solo falta procesar a los conocidos asaltantes, aunque sean uniformados.
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