Lejos de la realidad y de la calidad

Un Ministerio de Educación gigantesco, con casi 5.000 funcionarios; disperso y sin ninguna conexión real con lo que pasa en la escuela y el aula, entrampada en su propia burocracia, es lo que impide hoy avizorar mejores días para el sistema educativo. De hecho, hay estudios regionales que nos señalan que vamos a paso de cangrejo.

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Si comparamos los resultados del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Serce) realizado en el año 2006, con los resultados del Tercer Estudio Comparativo y Explicativo (Terce) realizado en el año 2013, en los que se evaluaron el rendimiento académico en Matemática, Castellano y Ciencias de los alumnos del 3º y 6º grados de los países latinoamericanos, encontramos que en Matemáticas del 6º grado, el resultado de Paraguay descendió 12,76 puntos en relación a lo obtenido en el 2006. Lo mismo ocurre con Ciencias en el mismo grado: el rendimiento bajó 14,5 puntos en el 2014 con relación a los resultados del 2006.

Si consideramos que la inversión en educación, que aún es insuficiente, aumentó tres veces desde el 2007, y habiendo mejorado la cobertura en la entrega de útiles, la alimentación escolar y los insumos, podemos concluir que evidentemente estos aspectos no afectan de manera significativa la calidad. Basta conversar con una docena de docentes de distintos puntos del país sobre las cosas esenciales que hacen a la realidad educativa para comprender que el MEC está, por un lado, lejos de la realidad de sus actores más importantes, los docentes, y por otro lado, insistiendo en estrategias que están más lejos todavía de lograr la calidad en los aprendizajes.

Lo que el nuevo rumbo ha hecho es mantener el statu quo en la escuela, donde todo sigue pasmosamente igual, cuando lo que hace falta es inspirar, liderar y llevar adelante, con los maestros, acciones e innovaciones asertivas para afectar la paralizada realidad educativa. En el 2015 el MEC anunció que tenía 50 millones de dólares para capacitación docente. Al finalizar ese mismo año la ejecución de esos recursos era nula. Así como fue nula la ejecución de un programa emblemático como Escuela Viva que tiene, sin embargo, propuestas concretas para el trabajo docente en el aula. Una situación por demás incomprensible.

Esta falta de eficiencia en la gestión a casi tres años del Gobierno es catastrófica, teniendo en cuenta que si se quiere afectar la calidad es por la capacitación y dignificación del docente por donde se debe empezar. Conversando con los docentes refieren que los temas de capacitación que esporádicamente se proponen son risibles y no tienen nada que ver con la necesidad real de estos, de cara al currículo y a sus carencias para desarrollarlo.

En cuanto al desarrollo del currículo, la mayoría de los maestros no reciben, por ejemplo, el programa de estudios actualizado, impreso para el año, o sea, no tienen la referencia con la propuesta curricular para el grado o materia que enseñan, y la mayoría de ellos desarrolla sus clases casi a tientas, con base en su experiencia o con el aporte de las páginas escolares de los diarios.

Se inician las clases y las noticias se concentran en: si llegó la mochila a tiempo, si hay sillas, si hay merienda. Casi nadie le hace un seguimiento a las condiciones en las que llegan los maestros, si tienen materiales, si planifican, si han aprendido nuevas técnicas, si analizan los resultados de sus alumnos e identifican los aspectos que deben mejorar, etc.

Una maestra del tercer grado necesita capacitación que le ayude a mejorar cómo enseñar por ejemplo: la lectura comprensiva, la adición, la sustracción, la multiplicación y división de números naturales hasta mil y su aplicación para resolver problemas reales de la vida cotidiana, etc.; pero lo que recibe es una capacitación en inclusión y valores…, temas importantes, que se pueden desarrollar en paralelo, pero nunca reemplazar a temas fundamentales si queremos mejor calidad. Necesitamos hacer que el aprendizaje se produzca en clase y para eso hay que llegar a los maestros, de cara a los pobres resultados de las reiteradas evaluaciones que el propio MEC publica.

Lo que el MEC tiene hoy es una gran cantidad de funcionarios encerrados en sus oficinas que no tienen peregrina idea de lo que ocurre en la escuela y menos en el aula. Concentrados en permanecer y trascurrir el periodo de gobierno sin sobresaltos que les quite el sueño. Inquietándose quizá solo cuando ellos mismos mediatizan los catastróficos resultados de sus propias evaluaciones, y sin ni siquiera explicar qué hacen con esos resultados.

En el único lugar donde se puede mejorar la calidad de la educación que piden a gritos los estudiantes y la sociedad entera, es en el aula y en la relación de maestros y alumnos, y es donde el MEC está ausente.

*Comunicadora y docente. Magíster en Política Educativa por la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile.

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