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Es increíble la manera en que construyen y tiran el asfalto sobre las rutas del país, o no se cumplen con el espesor de la capa o base o como algunos expresidentes de esta república quienes, al querer justificar los millones que le quedaron de coima, tratan de explicar alegando que la culpa la tienen los camiones de gran porte que circulan sobre la carpeta asfáltica construida durante los mandatos corruptos de los exmandatarios.
No puede ser que, al conseguirse todo el dinero con qué financiar los tramos ruteros, al iniciarse la obra, tenga que ya suspenderse por falta de fondos. Es el vil indicador que el dinero hizo curva y fue a parar ilícitamente a bolsillos infecto-contagiosos, que adornaron y siguen a todos los mandatos sinvergüenzas que desfilaron orondamente por este país con sus carretillas, cascos, palas y paladas iniciales e insolentes.
La ruta que cruza el Chaco creo que debe liderar la tremenda joda y vergüenza que puede sintetizar el descalabro existente en materia vial. Un ex Presidente señaló que por culpa del transporte de la soja los caminos se encuentran en estado deplorable. Por lo visto que vive como Alicia y cree que durante su mandato hizo maravillas sin enterarse que los transportes son cada vez más voluminosos y que en el Chaco la soja es incipiente.
La ruta que une Paraguarí con Villarrica, siguiendo prácticamente la ruta del ferrocarril, sirve para unir el Guairá con Paraguarí pasando por pueblos que ya estaban considerados como fantasmas (Escobar, Sapucái, Caballero e Ybytimí), pero se encuentra en desastroso estado. Se debe hacer rutas que perduren pero ese tramo de 83 km es realmente calamitoso. Conste que se hizo con dinero prestado del gobierno japonés y controles nipones. Hasta los orientales sucumben ante la sinvergüencía de la muchachada paraguaya, en clara señal que, para embromar y joderle a los mismos orientales, no hay etnia inteligente que le supere a las neuronas podridas del paraguayo.
Muchos tramos de la Ruta 2 se encuentran en condiciones deplorables lo mismo que la 1 en varias partes. La circunvalación construida para dejar de lado al centro de la ciudad de Paraguarí no termina nunca y ese mamotreto lleva años para desviarnos y dejar de usar la ley del mbarete en el caótico centro de la ciudad de Paraguarí. Ese desvío tan necesario también tiene el sabor de un desvío de fondos.
La ruta 8 “Blas Garay” de unos 72 km y los accesos a Caazapá, Maciel, Bertoni y Yegros de 12 km, con un costo de 78 millones de dólares, a cargo de la empresa coreana Ilsung Corporation tenía inicialmente un tiempo prudencial para culminarla y llegar a Yuty en 26 meses. El MOPC extendió el plazo a 46 meses debido, dicen, a las lluvias caídas en la zona. La obra se inició en abril del 2014 y debió concluir en mayo del 2016. Lleva casi 2 años de atraso. Es realmente vergonzoso y da pie para pensar que toda demora conlleva a especular lo que todos reflexionamos en materia de corrupción.
Después de una suspendida primera licitación en el MOPC para asfaltar Alberdi-Río Tebicuary (52 km) y Río Tebicuary-Pilar (38 km) en Ñeembucú, la obra fue adjudicada y dará desarrollo a una extraordinaria región y costará unos 130 millones de dólares.
Se espera que culmine en su tiempo y con calidad vial y que nada tenga de la joda rutera que tienen y siguen teniendo las rutas del Paraguay.
caio.scavone@abc.com.py