Las deudas pendientes

La deuda interna es la obligación que tiene un Estado para con sus ciudadanos y está obligado a brindar reparación necesaria cuando la gente se siente violentada en sus derechos. El Estado paraguayo mantiene viejas y costosas deudas con la ciudadanía a lo largo de su historia. Son responsables de esas deudas gobernantes de turno, funcionarios y actores de los tres poderes del Estado que gracias a una justicia pusilánime y corrupta logran esquivar la responsabilidad de sus actos.

Este artículo tiene 10 años de antigüedad

Hay deudas que ninguno de los gobiernos posdictatoriales asumió. Entre ellas la reparación por violación de derechos humanos, crímenes, torturas, atropellos y el despojo que sufrieron miles de paraguayos durante la dictadura de Alfredo Stroessner y en tiempos de la transición hacia la democracia.

La Comisión Verdad y Justicia produjo en el 2008 un informe en el que se consignan datos precisos sobre cifras de muertos, desaparecidos, torturados, exiliados, ajusticiados, violentados, casos de despojos y apropiación indebida de extensiones de tierras y de bienes de las personas.

El informe habla de casi 8 millones de hectáreas de tierras malhabidas que fueron repartidas entre personeros de la dictadura.

Esos datos constituyen pruebas documentadas y fueron entregados a los tres poderes del Estado para la investigación, reparación y sanción a los responsables. Sin embargo, los organismos competentes como la Fiscalía General del Estado, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo y el Parlamento, no impulsaron acción reparadora de esas violaciones.

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En el caso de la justicia, la responsabilidad es más grave, puesto que responsables de torturas y violaciones de derechos humanos siguen en libertad. Solo unos pocos fueron procesados y sentenciados y hay casos en que algunos están a punto de quedar desligados de sus procesos. Todo gracias a la complicidad delictiva de administradores de la justicia.

También están aquellos que durante la dictadura y la posdictadura se enriquecieron impunemente y se quedaron con bienes y tierras públicos, y que en la actualidad ocupan importantes cargos en la administración estatal.

La impunidad que reina en nuestro país y la complicidad de la justicia y poderes políticos y económicos constituyen el soporte principal para que esas personas sigan esquivando la vara de la justicia y evitan responder por los latrocinios y crímenes cometidos.

Lamentablemente, la incapacidad de gestión, la corrupción, la complicidad, la venalidad de quienes integran los tres poderes del Estado conspiran para que la justicia y la reparación sigan siendo una utopía para miles de compatriotas y sobre todo para aquellas familias cuyos miembros siguen desaparecidos.

Estas y otras son las grandes deudas que el Estado paraguayo mantiene con sus ciudadanos y que constituyen verdaderos atentados a la convivencia pacífica y la necesaria vida digna que merece todo ciudadano.

epaciello@abc.com.py

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