La usina nuclear en Formosa

En la década de los ochenta, el ministro Argentino de Obras Conrado Storani puso en marcha, con el apoyo de la entonces Unión Soviética, un proyecto llamado Paraná Medio, en virtud del cual se construiría una represa con una usina para producir energía eléctrica, más o menos a la altura de Resistencia, en el río Paraguay-Paraná.

Cargando...

Pero antes de estar listo el proyecto colapsó la Unión Soviética y se acabaron los fondos y también el proyecto. No se puede saber a ciencia cierta si los estudios hubieran dado como viable el emprendimiento o no, pero lo que no puede discutirse es que había la voluntad política de los gobiernos argentinos de llevarlo adelante.

Lo que sí se sabía es que a la Argentina poco importaba lo que sucedería con los países aguas arriba como el Paraguay que se sentiría duramente afectado, ya que la represa impediría el flujo normal del tráfico fluvial, y además porque es conocido que el río Bermejo, uno de los que más sedimentos trae, y por lo tanto el río Paraguay en esa zona, requeriría de un permanente dragado para asegurar su navegabilidad. Paraguay dejó sentada su posición en esa oportunidad con una dura protesta.

Hoy de nuevo, Argentina nos amenaza con otro proyecto que si bien no es similar al anterior, ya que se trata de una usina nuclear, tiene peores efectos porque no afecta la navegación, pero sí a las personas que viven dentro de un radio de quinientos kilómetros, para las cuales puede tener consecuencias infinitamente más graves, y también para el medio ambiente.

Resulta sorprendente que en momentos en que los países desarrollados están abandonando la generación eléctrica a través de usinas nucleares, nuestro vecino piense en iniciar la construcción de una de ellas. No se tiene certeza si poseen una tecnología segura para su construcción, ya que –si no está bien construida– potencialmente puede ocasionar accidentes de consecuencias imprevisibles.

Los desastres de Chernobyl y Fukiyhama han dejado al descubierto la poca seguridad de las usinas nucleares en países desarrollados. Por esa razón estos han aconsejado a los países que la tengan, que comiencen a desmantelarlas.

Y lo más sorprendentes es que la Argentina ni tan siquiera haya comunicado al Gobierno paraguayo para que este pudiera dar su opinión al respecto, la que de seguro sería negativa por las graves consecuencias que pueda tener.

Paraguay debió ser informado por Argentina al ser país que puede ser afectado por la construcción de la usina. Ha hecho muy bien pues la Cancillería paraguaya de pedir informes al respecto, para decidir luego qué camino seguir, aunque dudamos que los argentinos contesten dicho requerimiento.

También ha obrado bien la Cancillería al denunciar el hecho a la organización internacional encargada del tema, la OIEA ( Organización Internacional de Energía Atómica), un organismo dependiente de la ONU para que tome cartas en el asunto, y finalmente, si aun así siguen adelante con el proyecto se debe denunciar también este despropósito en todos los foros internacionales que existen.

Al tener la Argentina un enorme territorio, con lugares poco poblados como el Sur, no hay una explicación racional, ni tan siquiera para los propios argentinos que viven en Formosa o el Chaco, del porqué su instalación en el lugar que pretenden.

El peligro para la salud de nuestros compatriotas en caso de un accidente, cosa no improbable, es muy grave, y suficiente como para que sea un impedimento para su construcción. De no ser escuchado Paraguay, sería una nueva e innecesaria provocación que la Argentina le está haciendo.

Hay otras fuentes alternativas para la producción de energía eléctrica, mismo con Paraguay, como serían las usinas de Corpus o de Itá Corá, que serían limpias y mucho menos contaminantes y no dañarán el medio ambiente.

Es penoso que el Gobierno argentino no piense en que los principios de buena vecindad y respeto a la soberanía de los demás países, son necesarios para una buena convivencia internacional. Esperemos que prime el buen sentido, y que dejen de lado este proyecto.

De no ser así, Paraguay debe oponerse frontalmente a esta iniciativa del Gobierno argentino, el cual debe entender de una buena vez que desde 1811 el Paraguay dejó de ser una provincia del Río de la Plata.

(*) Excanciller nacional

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...