La idea de repoblar un área incomprable

“El parque automotor creció en un 65% en los últimos tres años, lo que ha repercutido en el tránsito al no estar nuestras ciudades preparadas para semejante crecimiento, y esto se traduce en un mayor gasto de combustible, más tiempo perdido en el tránsito y el estrés que dicho tiempo conlleva”, según reza parte de un boceto que difunde el Gobierno en las redes y que en paralelo busca dar a conocer las obras viales que se están ejecutando para mejorar la entrada y salida a la Capital del país.

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¿Es la única solución que deberían aplicar las autoridades para descongestionar y ordenar el tránsito de vehículos en Asunción? Pues no. El problema del tráfico va más allá de habilitar amplias autopistas, que lo único que hacen es promover aún más la compra de rodados y en contrapartida, embotellar las principales arterias.

¿Qué sentido tiene hacer crecer las entradas a las ciudades sin generar condiciones viales o habitacionales dentro de Asunción? A diario, ingresan un millón y medio de personas al área metropolitana y con más fuerza al casco céntrico. Se trata de un colectivo de trabajadores que se ingenia a diario para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo o de estudio, y el mismo ingenio lo emplean para retornar a sus respectivas casas, ubicadas a más de 15 y hasta 50 kilómetros de Asunción.

Para muchos se torna prácticamente normal esta vivencia, que a la larga traerá sin dudas mayor pérdida de tiempo, combustible y creará más problemas de salud además del estrés. ¿El porqué? Porque las soluciones parche o arreglos al estilo “así nomás - vaivai”, repercutirán en la calidad de vida de las próximas generaciones. Hoy, un trabajador del centro, sea público o privado, debe madrugar para hallar estacionamiento; o bien, ir hasta la parada de ómnibus para acceder a un asiento o ver la forma para subir a la estribera con tal de llegar a su puesto laboral.

Esta problemática podría convertirse en una brillante oportunidad de negocios para desarrolladores especializados en bienes raíces, que además de apuntar a la clase alta podrían sentarse a analizar ese colectivo de gente que está gastando gran parte de su salario en bus o en un precario y costoso alquiler; a esa clase media a media-baja que se pasa buscando opciones de compra de viviendas en Asunción, pero que termina desistiendo ante los precios inflados y casi sin lógica de las propiedades.

Solo bastaría con mirar del ranking de las ciudades que están absorbiendo todo este volumen de potenciales consumidores habitacionales. En un informe lanzado por la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) se indica que Luque, San Lorenzo, Villa Elisa y Ñemby lideraron las aprobaciones de créditos del Plan Piloto “Mi Primera Vivienda” y apenas 42 lograron hallar ofertas razonables en Asunción. Leyeron bien: solo 42 de un total de 773 operaciones se destinaron a la capital del país.

La AFD lanzó en noviembre pasado otra fase del citado plan y ya se aprobaron siete créditos, en todos los casos para compras fuera de la Capital. El propio titular de la AFD, José Maciel, admitió en los últimos días que esto se debe a la falta de oferta razonable y ajustada a los montos que otorgan las entidades bancarias. “En Asunción, las propiedades son caras y las personas ven otras alternativas”, afirmó.

En estas condiciones, incluso, es un buen momento para repensar cuál de las ciudades vecinas mencionadas realmente es la nueva Asunción, porque la que hace de Capital sigue despoblada, con demasiadas casas abandonadas, con una gran inseguridad y con un tráfico infernal.

Dejar de ser la capital incomprable y pasar a ser referente en la región y en el mundo en materia de repoblación debería ser el desafío, y con esas un millón y medio de personas que ingresan a diario se podría dar los primeros pasos, creando las herramientas necesarias para ello.

emilse.rolon@abc.com.py

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