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Esa realidad hacía imposible pensar en un avance hacia la concreción de varios sueños postergados, entre los que se destaca la unión física con el país vecino a través de un puente emplazado en el Ñeembucú. El guiño que las autoridades argentinas dieron al presidente de la República, Horacio Cartes, desde su triunfo en las urnas en abril de este año, ya permitía pensar que se abrían las puertas a la esperanza y que finalizaba una etapa de empantanadas relaciones con los vecinos.
Si los primeros encuentros entre los mandatarios de ambos países ya mostraban el fortalecimiento de proyectos comunes, el reciente nombramiento del exgobernador del Chaco, Jorge Capitanich, como jefe de Gabinete de la presidenta argentina Cristina kirchner, parece ser una verdadera bendición. El hombre más influyente del entorno de la Mandataria es un ferviente defensor de una gran integración con el Paraguay, a través de obras de conexión como la red ferroviaria, la hidrovía y la construcción de puentes en la zona limítrofe con el Ñeembucú.
Siendo gobernador, impulsó los mencionados proyectos, pero las gestiones se estancaron por la coyuntura política en la región.
Aparentemente, en esta oportunidad los astros se alinearon y además de coincidir la decisión política de los gobernantes y las fuentes de financiación, en la propia Casa Rosada, los paraguayos y muy particularmente los habitantes del Ñeembucú tienen a un gran aliado: Jorge Capitanich, “Hijo dilecto del Ñeembucú”, hoy jefe de Gabinete de la Presidencia y el funcionario más influyente del Gobierno argentino.
clide.martinez@abc.com.py