Futuro condicionado

La disidencia colorada asestó uno de los más duros golpes al presidente Horacio Cartes. Le ganó las internas para elegir al candidato presidencial y frenó su intención de ir por todo. Esto le obliga a replantear su horizonte político.

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Sin un candidado presidencial todos los demás frentes tienden a complicarse. Podrían volverse incontrolables. La maniobra para terminar con los liderazgos políticos y afianzar un modelo distinto, con equipo propio, ahora está seriamente comprometida.

Los resultados de las elecciones internas mostraron que el Partido Colorado todavía no está preparado para grandes rupturas. Los jóvenes, que se esperaba fueran el voto diferencial que le daría la victoria a Santiago Peña, siguen siendo muy reacios a participar en la vida política.

Cartes llegará a la Cámara de Senadores, pero al no tener el control del Poder Ejecutivo no tiene aseguradas lealtades. Su poder se acota. Ahora serán los políticos los que impondrán tiempo y agenda. Javier Zacarías, Lilian Samaniego y Óscar González Daher, los tres líderes partidarios con caudal electoral que le siguen en la lista para la Cámara de Senadores se irán despegando. Dejarán de ser aliados y buscarán un camino propio si el Jefe de Estado pretende imponer una hoja de ruta.

Para continuar su vida política, pero sobre todo para asegurar que su movimiento político tenga algún futuro, Cartes necesariamente tendrá que negociar con los líderes partidarios. Es cierto que Honor Colorado, como movimiento político, se quedó con la mayoría de las candidaturas para el 2018, pero no es menos cierto que eso no asegura lealtades a largo plazo. Basta con mirar lo que pasó con los parlamentarios que ingresaron en 2013 bajo el rótulo de Honor Colorado y hoy son los más férreos detractores del Gobierno.

La victoria de Mario Abdo abrió de nuevo espacio para que los políticos entren al juego. Para que se manejen con sus reglas, que son muy distintas a las que pretendió imponer Cartes en estos cuatro años y medio de mandato. Este es un punto crucial para un hombre que en todos estos años de gestión mostró no conocer los tiempos y los procesos políticos. Esa incomprensión podría terminar minando su futuro político. 

Más allá de las internas coloradas este es un tiempo donde se están destapando escandalosos manejos en la justicia. Son revelaciones con alcances insospechados que fácilmente podrían terminar reconfigurando la relación de poder entre los diferentes estamentos políticos.

Óscar González Daher, el principal implicado en el escándalo, es un senador leal a Cartes que se vio forzado a dejar la Cámara de Senadores. Es un político con una buena partida de votos, que hace una semana eran esenciales para pensar en una victoria de Santiago Peña. Sostenerlo como senador básicamente era una necesidad electoral, hoy las cosas cambiaron. 

Le forzaron a dejar el cargo para no seguir castigando las posibilidades del oficialismo en las elecciones generales del próximo año, pero nada asegura que su renuncia haya sido suficiente. La oposición y la disidencia colorada seguirán presionando. No sería descabellado pensar que finalmente tenga que dejar su lugar en la lista de candidatos para la Cámara de Senadores. 

En este contexto de derrota electoral y escándalo judicial, el presidente Cartes tiene un largo y difícil camino que andar el próximo año. No solo tendrá conflictos permanentes con el Congreso hasta terminar su mandato presidencial en agosto. Todavía queda por ver qué pasará con su elección como senador de la República. Buena parte de la dirigencia política ya empezó a generar conversaciones para ver la mejor manera de dejarlo fuera del Congreso; tal como ocurrió con Nicanor Duarte Frutos en 2013. Habrá que ver si logran consolidar un frente. Por ahora lo único cierto es que la derrota en las internas le está pasando una enorme factura y le obliga a reformular su futuro político.

ogomez@abc.com.py

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