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Los colorados lentamente tratan de acomodarse para llegar unidos a los comicios generales pero están lejos de superar sus diferencias internas. La conformación del comando electoral a inicios de semana demostró que las internas siguen más vivas que nunca y que cada espacio es importante para consolidar liderazgos.
Dejar de lado a la senadora Lilian Samaniego, una de las principales operadoras del Gobierno y expresidenta del Partido Colorado, no fue un olvido o una desatención. Fue un paso para seguir diluyendo el liderazgo de los Samaniego y consolidar otras figuras. La senadora tuvo que golpear la mesa y demostrar músculo electoral para buscar un lugar dentro del comando; pero hasta ahora nada está decidido. La casi inmediata reacción del candidato colorado a vicepresidente prometiendo espacio a las mujeres fue claramente una movida para calmar las aguas; pero no mucho más que eso. El anuncio de generar espacios para las mujeres hasta ahora no tiene una base real que se traduzca en el Comando Electoral.
En el proselitismo electoral, el candidato presidencial intenta acomodarse con los que buscan una banca en el Congreso. Oficialmente las diferencias quedaron atrás, pero en la práctica la incomodidad de Mario Abdo con el presidente Horacio Cartes, quien encabeza la lista para el Senado, es evidente. Solo la necesidad de trabajar juntos para no arriesgar resultados futuros los mantiene del mismo lado.
En las bases coloradas las heridas no sanan. Las diferencias internas generaron enfrentamientos muy duros que ahora no hacen fácil unir equipos para trabajar en pos de un objetivo común. Las reuniones, conversaciones y acuerdos de las últimas semanas bajaron el nivel de enfrentamiento, pero todavía falta un largo camino para que los grupos estén completamente ensamblados.
En la oposición las cosas no parecen estar mejor; pero la estrategia es distinta. El candidato presidencial del PLRA, quien también ejerce la presidencia del partido, trabaja como si no hubiera grietas dentro del partido. Prefiere entender que todos los liberales están alineados detrás de su candidatura y que aquellos que cuestionan su proceder son solo adversarios externos.
La realidad es bien distinta. El PLRA tiene profundas diferencias internas que comprometen seriamente sus chances electorales. El equipo interno liderado por el senador Blas Llano está haciendo su propio camino electoral que prioriza la consolidación del equipo político. Parece ser que lo importante es que gane el equipo político para después ver si también el partido puede tener la misma suerte.
El candidato presidencial del PLRA considera que la grieta que genera la interna partidaria es insalvable y que los votos para ganar las elecciones generales está más allá del partido. Su estrategia es cerrar toda discusión interna para concentrase en los electores que están fuera de la órbita partidaria.
Colorados y liberales llegarán a las elecciones generales de la mejor manera que puedan pero arrastrarán diferencias internas que de algún modo condicionan sus posibilidades. Los movimientos internos saben que se juegan gran parte de su sobrevivencia política y que quizás el mejor negocio es que el partido finalmente termine perdiendo las elecciones y liquidando adversarios futuros.
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