En Senepa se robó mucho más que combustible

En Senepa se robó combustible, como se lee a diario. Pero tal robo es lo de menos. Allí se robó gloria y honor de la institución, y de los que dieron su juventud para librar al Paraguay de la maldita malaria.

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Este mal, extendido por todo el mundo, frenó la construcción de grandes obras como el Puerto de Bombay, el Canal de Suez y ni qué decir del Canal de Panamá, donde murieron miles de trabajadores a causa de la malaria y los franceses tuvieron que abandonar la obra.

Alfonso Toro, historiador mexicano, asevera que el pueblo maya fue aniquilado por el paludismo y no otra causa. También se sabe que Alejandro Magno murió a causa de esa enfermedad.

En nuestro país se registró la penúltima epidemia durante la revolución del 47. Y fue tan terrible en el campo como la metralla. Nueva epidemia y última se registró en el sesenta y siete y se estimó la cantidad de casos en más de 150.000. Muchísimos fatales.

Entonces Senepa contaba con 150 funcionarios. Pocos oficinistas pero muchos hombres en el campo. Estos jóvenes se seleccionaron en el campo de trabajo, y entre los que supieron soportar la sed, el hambre y el cansancio. Los que se quejaban ante el sacrificio fueron excluidos.

Se trabajó sobre la base de la disciplina, valor que cuidaban los mismos trabajadores entre ellos, y esa disciplina se basaba a la vez en un excelente sistema de supervisión, cosa que no se ha visto en ninguna otra institución.

Más vale contar con cinco funcionarios y un supervisor antes que siete sin supervisor, se afirmaba en Senepa. Además se sabía que un trabajo no supervisado era sencillamente no realizado.

Senepa movilizó en aquel tiempo a 3.000 colaboradores voluntarios seleccionados bajo un método de profundo conocimiento de la cultura de nuestro pueblo, que más valora un reconocimiento testimoniado en un pergamino que un pago en efectivo.

Los caminos de ese tiempo exigían más bien el empleo del caballo, y luego los medios motorizados. Y así se recorrió por todo el país, sin saltar una sola casa, hasta tal punto que se hacía un chiste que decía: ES FÁCIL LLEGAR A MI CASA PORQUE HAY UN ESCRITO EN LA PUERTA QUE DICE SENEPA.

Hace poco Senepa recibió un galardón de la Organización Mundial de la Salud por haber controlado el paludismo en nuestro país. Las manos que recibieron ese galardón no fueron las manos de un hombre de campo sino la de un burócrata. Y así nos va.

¨LA INSTITUCIÓN DEL SIGLO XX¨ fue escamoteada varias veces.

Aníbal González, “soldado raso” que fue del Senepa, escribió un verso, cual Emiliano en la trinchera, y en una estrofa se lee:

“Son muchachos del Senepa

Que en brigadas sanitarias

Trajinan horas diarias

Derrochando juventud”.

¿Habrá oportunidad de recuperar Senepa? Porque después de eliminar el paludismo tenemos el dengue, el mal de chagas, la leishmaniasis y otras que son males que atacan a los pobres. Y un Senepa recuperado vamos a necesitar.

rigoberto.gauto@abc.com.py

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