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Serán unas elecciones históricas. Es la primera vez que todos los partidos eligen a sus representantes el mismo día. Pero más importante aún es que después de 27 años de vida democrática podría haber un rediseño de poder en el PLRA y en la ANR.
Los candidatos colorados llegan con números ajustados. Para muchos es un anuncio de conflicto que podría tensionar la vida política del país, para otros es apenas parte de la pirotecnia electoral. Solo mañana se verá cual de los dos grupos tiene razón. Los votos que definan al ganador serán esenciales para aclarar ese clima. Las diferencias mínimas generarán conflictos. Se tratará de ganar en las mesas lo que se perdió con los votos.
Esta disputa corriente en los procesos electorales trae aparejada una cuestión de fondo en el caso de las internas coloradas. Quien gane definirá el perfil que tendrá en partido en el mediano plazo.
Una victoria de Santiago Peña representará la consolidación de un nuevo modelo encabezado por el presidente Horacio Cartes. Será la continuidad de un proceso donde los políticos tradicionales van siendo dejados de lado para dar espacio a una nueva dirigencia que servirá de base política para Honor Colorado.
Cartes hasta ahora no tiene una base política propia. Eso le impidió avanzar en su intento de reelección presidencial y en varios de sus proyectos de Gobierno. La victoria de Peña será el primer paso para allanar ese camino.
Ese proyecto tuvo un grave tropezón en la semana con la oportuna revelación de audios de conversaciones telefónicas del senador Óscar González Daher mostrando el escandaloso manejo de la justicia. Todavía resta ver el impacto que tendrá en la candidatura de Peña.
Si Mario Abdo sale victorioso será la reivindicación de la antigua dirigencia colorada, de la militancia y la historia partidaria. Pero además generará el espacio propicio para el resurgir de viejas prácticas en el manejo de la cosa pública.
Además comprometería seriamente el futuro político de Honor Colorado. Sin el manejo del poder Cartes tendría que redoblar esfuerzos para encaminar sus proyectos. En todo momento tendrá que estar sometido a las negociaciones que le permitan tener espacio de maniobra.
Las internas del PLRA también juegan un papel clave para el futuro del partido; pero no representan cambios muy profundos.
La confirmación en las urnas de Efraín Alegre como candidato presidencial por sobre Carlos Mateo Balmelli será buena para las aspiraciones personales, pero no necesariamente significaría un golpe para Equipo Joven, su principal adversario interno liderado por Blas Llano.
Para lastimar al llanismo Alegre tendrá que también hacer una buena elección de candidatos para el Congreso de manera a tener una base política amplia, pero sin una lista propia eso es imposible. Es más probable que Llano con una lista compacta afiance su posición como principal movimiento interno y que los diferentes liderazgos regionales se fortalezcan.
Ese panorama hace que las internas liberales vayan camino a generar una alta fragmentación interna y extiendan la crisis que desde hace meses vienen viviendo el partido.
La situación podría revertirse si Mateo Balmelli da la sorpresa y gana la candidatura presidencial. Si algo así ocurre Alegre habrá empezado a dar sus últimos pasos en la política.
Desde los sectores de izquierda las internas de los principales partidos políticos se mira con más preocupación que la definición de candidaturas propias. De algún modo el futuro político está atado a los resultados de esos comicios.