El precio de la ignorancia

La gran mayoría de los paraguayos jóvenes no valoran y apenas conocen la historia de nuestro país, mucho menos la del continente y, por supuesto, ignoran casi por completo la del mundo. Este no es un problema menor.

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Una vieja y sabia máxima afirma que quienes no conocen la historia están condenados a repetirla. Quienes olvidan cómo se consolidó una dictadura o cuáles fueron las acciones que condujeron a una guerra, volverán a tener guerras y a padecer dictaduras.

Conviene aclarar que conocer la historia no es solo saberse algunos nombres, algunas fechas o algunas batallas, sino tener una idea clara de cómo ha evolucionado el ser humano y de qué manera hemos llegado a ser lo que somos y a vivir como vivimos en la actualidad y, por supuesto, saber que el pasado no tiene por qué ser igual al presente y que, en consecuencia, el futuro tampoco será necesariamente igual al presente.

Si en lo económico, como comenté la pasada semana, es un grave problema una educación como la que tenemos actualmente, que no es capaz de enseñar y promover la ciencia y la tecnología, porque condena a las personas a la pobreza y a las naciones al atraso y la dependencia, en lo social es tanto o más dañina una educación que pasa por alto las humanidades y sobre la historia.

Parece que se ha perdido totalmente la conciencia de que es en gran medida la historia la que nos define como seres humanos y su conocimiento constituye la herramienta básica para comprender el mundo. Sin conocer el pasado no es posible comprender el presente ni planificar correctamente el futuro.

Es por ello que en gran medida, la cultura cívica crece y se desarrolla en las sociedades que conocen y valoran la historia; mientras que languidece y se deteriora cuando reinan el desinterés y la ignorancia.

Es más: ¿cómo pueden saber y valorar lo que significa, con sus defectos y sus virtudes, la democracia y el Estado de derecho quien no comprende cabalmente lo que significa pertenecer a la cultura occidental y ser parte de la tradición del Renacimiento y de la Revolución Francesa?

La educación tiene que dar importancia a la ciencia y la tecnología, pero es también una necesidad imperiosa recuperar para las nuevas generaciones de paraguayos el valor de las humanidades y particularmente de la historia.

Por carecer de capacidades tecnológicas nuestro país está anclado en la pobreza y el atraso; por carecer de conocimiento histórico está pagando ya un alto precio: el deterioro de nuestra cultura cívica, de nuestra convivencia y de la capacidad de entender el presente y planificar el futuro.

rolandoniella@gmail.com

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