El monitoreo del agua del lago Ypacaraí

El monitoreo del agua del lago, en estos momentos no es prioritario. O, en otras palabras, no sirve para nada.

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Para enfocar el problema es imperativo seguir una especie de protocolo donde se determinen claramente las prioridades y hacer estas primero. Por ejemplo, para qué servirían los análisis de agua hoy si no se ha controlado la contaminación que sigue ingresando día y noche a la masa de agua. Lo único que se va a conseguir es sembrar más confusión de la que ya existe.

Hay personas que ya están hablando de que las aguas ya están bien por las lluvias torrenciales de semanas atrás. Esto es simplemente una estupidez.

Cincuenta centímetros por debajo de la superficie del lago está el agua carente de oxígeno, las algas microscópicas que le dan el color verde, la contaminación de las cianobacterias, el exceso de materia orgánica y los metales pesados. Esto significa que el lago, hoy, no debe ser usado ni para actividades recreativas porque es un peligro para la salud.

En segundo lugar hay que mapear el lago para saber con exactitud las líneas de escorrentías (corrientes que se forman en la masa de agua del lago por el ingreso de las aguas de los arroyos) que van directamente al rebosadero por donde las aguas abandonan el lago.

Según se ha informado, se han instalado en el lago ocho puntos de monitoreo de las aguas.

Los análisis van a dar un resultado si el monitor está en algunas de las varias escorrentías y otros, absolutamente diferentes, si están fuera de ellas. Y esto no sirve para nada porque por ahí no nos estamos ni acercando hacia la solución del problema. Es solo un engaño.

El día que sea necesario conocer la calidad del agua, los monitores deberán instalarse conociendo las líneas de las escorrentías, de modo a ubicarlos fuera de ellas.

No hay alternativa. Hay que comenzar por el principio: controlar el ingreso de la contaminación y esto, hoy por hoy, es simplemente imposible porque no hay forma de que las empresas que contaminan los arroyos se vean obligadas a cumplir con la ley.

Las leyes para el control del medioambiente, hoy, no tienen peso.

La empresa contaminante, si quiere contaminar, contamina y quizá pague alguna multa por la falta. Nada más. Y peor es cuando, por ejemplo, una Municipalidad tiene un matadero, que lo opera por sí o por terceros. Este matadero –entre paréntesis con una absoluta falta de higiene– sigue contaminando y no hay forma de castigar al intendente.

Si se quiere trabajar en serio, hay que contratar un abogado con experiencia en la redacción de leyes para examinar lo que hay en el medio legal y establecer nuevas normas con penas carcelarias, insustituibles por multa, a las faltas que se cometan contra el medio ambiente, sea quien sea el responsable de la contaminación.

Finalmente, en el orden de prioridades está el constituir un equipo reducido de ingenieros sanitarios o hidráulicos para que, junto con economistas, comiencen la tarea del censo de la cuenca del lago porque es imprescindible conocer ya cuantos poblados tienen los 21 municipios de la cuenca con el objeto de saber con exactitud a cuantos habitantes hay que servir con redes de alcantarillado sanitario, cuantas plantas de tratamiento de efluentes cloacales serán necesarias y dónde instalarlas.

La instalación de los monitores, con la asistencia de la Entidad Binacional Itaipú (como si la EBI fuese garantía de algo), hoy es solo un engaño. No sirve para nada. Bueno, quizá sirva para conseguir un sueldo mensual de decenas de millones de guaraníes.

horaciososa1923@gmail.com

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