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Ya es costumbre que la EBY, en Ayolas y en otras ciudades del sur, se constituya en una especie sucedánea de los ministerios de Salud, Educación, Obras Públicas, Acción Social, Agricultura y Ganadería, y otros.
Municipios, gobernaciones, sectores organizados y no organizados, sin ninguna coordinación ni planificación entre sí, plantean diversos proyectos al ente binacional, exigiendo su aprobación y ejecución, como sea, inclusive con medidas de presión. Un chivo expiatorio cuando los jefes comunales o gobernadores no concretan obras o no dan respuestas a los pedidos de la población es la EBY a la que acusan de no aportar a favor del progreso de las ciudades del sur.
Exigir a la EBY la concreción de proyectos que tiendan a mejorar la calidad de vida de la población de la zona de influencia no es un pecado. Sí está mal generar una total dependencia de ella para tapar la ineficiencia de otras instituciones.
Sería interesante que alguna vez, al empezar el año, se puedan reunir los representantes de la EBY, de los gobiernos municipales y departamentales, de los distintos ministerios y de los sectores organizados. Podrían definir las prioridades en las áreas de salud, educación, producción y determinar qué estamento se responsabiliza sobre cuestiones concretas y sensibles.
En esa hipotética reunión se podría resolver que la EBY, con sus ingentes recursos, financie los proyectos consensuados y que las otras instituciones asuman sus responsabilidades. Así dejarían de excusarse de no poder resolver los problemas de su competencia, argumentando falta de apoyo del ente.
waquino@abc.com.py