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El rechazo de la Educación Sexual Integral por parte del MEC tuvo su repercusión, aunque ya acostumbrados todos a que ciertos temas despierten una hoguera temporal cuando el gran problema sigue estando. Las redes han traído mucha confrontación de ideas, de esbozos de algún pensamiento o de corrientes ideológicas que se autonombraron timonel en una tormenta provocada. Dentro del contexto, las creencias religiosas se ven tocadas en sus temas más profundos y sensibles, mientras poco y nada los fieles se ha preparado para llevar su credo al terreno de batalla.
La educación sexual es un tema que nos ha dado vueltas en la cabeza social; nuestras generaciones han aprendido los principios morales y con ellos hemos transitado con aciertos y errores. Hoy en día la educación sexual es uno de los enfoques más difundidos a nivel social y político. Pero además de los gobiernos de cada país funcionan otros gobiernos con influencias, y esto es de público conocimiento, ya no es algo “oculto”, ya no son “sociedades secretas” el orden global y las organizaciones supuestamente independientes.
Las ONG comenzaron tal vez como un soporte, una buena idea e intenciones, pero con el tiempo curiosamente se multiplicaron sin que prime el bien social. Lo que no niega que existan buenas personas trabajando para mejorar los valores, la convivencia, las relaciones humanas.
En el caso de la ESI (Educación Integral Sexual) dice promover la educación sexual con énfasis en la igualdad de género y la diversidad sexual. Se denomina integral “porque abarca aspectos biológicos, psicológicos, sociales, culturales, afectivos, éticos y jurídicos. Esto permite considerar la enseñanza de los contenidos escolares vinculados a las vivencias de niños, niñas y adolescentes”, reza su definición oficial. El tema “afectivo”, ¿no es ya parte ya de lo psicológico? Muchas nuevas ciencias se están usando como base para la educación escolar, y con ellas hay que tener mucha cautela.
Las opiniones en contra y a favor de esta “prohibición del MEC”, tal como lo titularon muchos medios –que bien podía informarse de otra manera para no echar más leña al fuego– surgieron de inmediato.
Sobre el tema circuló por las redes un párrafo de la ESI que mencionaba que las relaciones sexuales podían ser entre dos personas heterosexuales, homosexuales, transexuales (y más), e incluso entre varias personas “que se profesen amor y cariño mutuo y/o experimentar placer sexual”. Esta frase fue tomada por el público como base de la propuesta de la ONG responsable.
Lo claro es que, si el MEC rechazó el programa de la ESI no significa que se niegue a una educación sexual. Seguramente están abiertas las puertas para otras propuestas y otros grupos deberían aprovechar el espacio.
Lo ideal es trabajar en conjunto, si hay puntos irreconciliables, se postergan y se hacen predominar las partes en común, que, por lo visto, no son las que más peso tienen. Y, fundamentalmente, para la educación sexual escolar trabajar con la plena participación de los padres.
lperalta@abc.com.py