Dos ruedas

Ayer, cientos de ciclistas ganaron las calles de Asunción para conmemorar el Día Mundial sin Automóvil.

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Esta celebración busca incentivar el uso de la bicicleta como uno de los medios de transporte alternativos a los vehículos que utilizan combustible fósil para su locomoción. También persigue generar conciencia en la conservación del medio ambiente y fomentar un estilo de vida saludable. 

El uso de la bici en ese contexto es una idea un poco más que genial. Las iniciativas en la capital y ciudades del interior del país de habilitar bicisendas es un síntoma de ello. 

Pero cuidado, tampoco es cosa de bicisendear a mansalva sin tener en cuenta algunos aspectos para que la inversión tenga un resultado eficiente a largo plazo. En Asunción, el Barrio Obrero será el primero en contar con una ruta exclusiva de bicis que conecte con el microcentro.

La iniciativa, ¿cuándo no? ha generado polémicas: desde concesión a la empresa encargada de acondicionar el tramo (G. 1.152 millones a la unipersonal “Elegancia Confecciones”) hasta la oposición de los vecinos de la calle Iturbe cuyo frente se verá afectado.

Estas desprolijidades “satanizan” estérilmente algo que es beneficioso. Viendo lo positivo, el “boom” de las bicisendas ha producido la transición del “querer tener” al “hacer”. 

Muchas personas han encontrado en la práctica del ciclismo urbano una respuesta a una mejor calidad de vida. Experiencias hay centenares; por ejemplo, la de un colega que decidió ganar la calle montado en su biciclo e ir al trabajo y a sus coberturas periodísticas en él. Esto le ha significado de alguna manera ponerse en forma y ahorrarse miles de guaraníes en combustible.

Las bicisendas deberían ser prioridad en los planes de gobierno municipales. Sin embargo, deberían pensarse en circuitos interconectados entre barrios y luego las ciudades, no aislados. 

Quien dice que Paraguay “no está preparado” para el ciclismo urbano está equivocado. Cientos de ciclistas rebaten este mito. 

Lo que sí es cierto es que el tema de las bicicletas como medio de transporte no solo son responsabilidad de los gobiernos.

El sector privado también debe poner de su parte. Por ejemplo, dar incentivos a trabajadores, maestros y alumnos por utilizar la bicicleta para llegar a sus puestos de trabajo y estudios. Que las empresas acondicionen con estacionamientos, baños y vestidores y que “el calor” no sea excusa para decir que las bicisendas son improcedentes en climas tropicales. Por último, la calle no es el estacionamiento privado de los frentistas, es de todos, en especial de quienes quieren trasladarse en bicicleta de un punto a otro.

mescurra@abc.com.py

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