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Este fenómeno obedece por sobre todas las cosas a la enorme fertilidad de las tierras chaqueñas, ricas en proteínas que aseguran el pastaje, principal alimento del ganado vacuno.
Lastimosamente, a pesar de la riqueza económica que genera esta actividad, los únicos beneficiados, al menos en su mayor porcentaje, son los dueños de los grandes establecimientos ganaderos que abundan en la zona desde la década de los ‘90.
Los impuestos que se pagan al fisco tanto por las tierras como por el ganado son ínfimas. Esta es la razón principal del porque no se perciben dentro de las comunidades del departamento los beneficios de este auge económico.
No existen leyes que obliguen a los pecuaristas a pagar impuestos justos y por sobretodo que parte de estos sean utilizados dentro de la propia región donde se están generando estas riquezas.
Como el mayor porcentaje de estos grandes ganaderos son de nacionalidad brasileña y últimamente también uruguayos, el gran porcentaje que obtienen por este rubro son invertidos injustamente en sus países de origen.
Esto hace que los pobladores de la zona no perciban los beneficios económicos obtenidos por estos empresarios en tierras del Chaco.
Como las tierras chaqueñas son consideradas frágiles por organizaciones ambientales, y sumadas a la tremenda depredación de bosques que realizan estos ganaderos, en pocos años estos lugares podrían convertirse en zona desértica.
Atendiendo esta advertencia seria justo que el Parlamento Nacional dicte leyes que obliguen a los pecuaristas a invertir parte de sus ganancias en obras que posibiliten el desarrollo de las comunidades, y que las instituciones encargadas del medio ambiente se preocupen de cumplir con seriedad sus roles.
calmiron@abc.com.py