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A diario se producen en las distintas comunidades habilitaciones de puestos de comando de los diferentes movimientos en pugna, lo que representa la compra de miles de cajas de cerveza, petardos y por supuesto el incentivo (G. 50.000 a G. 100.000 ) a cada persona que participa del evento.
A este despilfarro de dinero, que en su gran mayoría proviene de presupuestos de la Gobernación, de las Municipalidades, o de la propia Justicia Electoral, también se debe sumar los más de 1.500 operadores políticos, con sueldos mensuales de entre G. 400.000 hasta G. 1 millón, dependiendo del caudal electoral con que cuente.
Lo triste de este espectáculo dantesco es que mientras los políticos corruptos realizan “vito” del erario público, por el otro lado observamos las necesidades sociales de los pobladores que denotan la pobreza extrema que vienen arrastrando desde hace décadas.
El área de la salud, por ejemplo, es una de las más carenciadas y afecta en forma directa a las personas más humildes. Sobre todo a la hora de tener que buscar algún tipo de asistencia en los hospitales de la zona.
Las millonarias sumas de dinero utilizadas en estas campañas políticas podrían servir, por ejemplo, para contratar médicos especialistas para evitar las constantes evacuaciones de pacientes que en su gran mayoría son innecesarias.
Esto ocasionaría, por sobre todas las cosas, salvar vidas humanas, ya que varios compatriotas perdieron la vida al ser evacuados, debido a la enorme distancia a recorrer (800 km) y, por supuesto, a las malas condiciones de los caminos.
Lamentablemente, las personas aún no comprenden que este festín político solo dura unos meses. Luego vendrán, como siempre, otros cinco largos años de puro sufrimiento.
calmiron@abc.com.py